Una burla para México ha sido el que ninguna autoridad tenga claridad sobre el paradero de Javier Duarte y que últimos reportes señalan que desde hace una semana ya está en Canadá.
La manera en que el exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, se convirtió en prófugo de la justicia con la complacencia del gobierno, evidencia las debilidades del Estado mexicano para combatir la corrupción, según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
“Es frustrante, nos sentimos burlados como ciudadanos. Sobre todo, porque en este caso específico, las pruebas estaban a la vista de todo mundo y autoridades concretas ya habían dicho sí, ya las autoridades tenían todos los elementos. Si no era su intención burlarse, de todos modos lo consiguieron”, señala el director de la oficina Anticorrupción del IMCO, es como si le escupieran la cara al pueblo de México.
El viernes de la semana pasada, salieron del Club de Golf dos camionetas, una gris y otra color crema, rumbo a la Ciudad de México. En ellas, viajaba Javier Duarte, su esposa e hijos, así como guardaespaldas, quienes el primer destino era la capital del país, huyendo de la orden de aprehensión que se libraba en contra del Gobernador con licencia por los delitos de delincuencia organizada, evasión fiscal y desvíos de recursos federales, entre otras linduras.
Pero no llegaron a su destino. En el aeropuerto de la ciudad de Puebla, ya esperaba un avión propiedad de Fidel Kuri o de un tal Antonio Sierra, los dos incondicionales de la administración Fidel-duartista y de ahí a Yucatán, para volar a Canadá, sin pasar por los Estados Unidos, país donde le negaron la visa a Duarte de Ochoa. Y de esta información, ya tiene conocimiento el CISEN.
Elementos de la PGR acudieron el lunes pasado para detener a Javier Duarte pero éste ya se había ido junto con su familia, fue evidente el aviso oportuno de las autoridades federales para la fuga de Duarte y su familia, en una clara evidencia de omisión a un deber legal y alertar al Gobernador con licencia, para evadir la acción de la justicia.
Lo tuvieron muchos meses a la vista. Estaba a diario en los canales de televisión del Distrito Federal como en el Estado de Veracruz. Daba entrevistas a todos los reporteros de México y también a los conductores de noticiarios. Muy tempranito asistía bien bañadito y acicalado a las instalaciones de televisa con Carlos Loret de Mola para contarle las muelas y burlarse de los televidentes.
Se movía como pez en el agua en restaurantes y centros comerciales de la ciudad. Iba y venía a Jalapa por carretera o en avión. Llegaba chacoteando con los reporteros a los aeropuertos en su jet privado. Todo mundo lo veía pasar con su séquito de adláteres y paniaguados. Todos sabían en dónde vivía y en dónde se hospedaba.
Sus números de teléfonos celulares (todos localizables vía satélite) era y son conocidos por los funcionarios encargadas de aplicar la ley muy especialmente por la Procuraduría General de la República. No obstante, todo ello, ahora nos sale Gobernación y la PGR, con que no tienen con claridad el paradero de Javier Duarte; que no tienen información por parte de Migración.