La Ciudad de México es una gelatina. Hay incertidumbre, miedo, pánico, como efectos del sismo matinal de 6.1 grados registrado ayer sábado y que se reporta como una réplica del primer terremoto del mes, el del 7 de septiembre.
En la jornada de este sábado aumentó a 172 el número de personas fallecidas en la capital del país. Pero el conteo aún no está cerrado.
En las áreas de destrucción los trabajos de remoción de escombros se suspendieron y vecinos en toda la Ciudad salieron a la calle en pijama y pantuflas, con perros en brazos y con azoro, a falta de maquillaje o “manita de gato”.
Temerosos, los capitalinos miraban si se movían los edificios o los postes. Fueron momentos de no saber qué iba a suceder. El miedo volvió o quizá nunca se fue.