Para el padre José Antonio, de la iglesia de San José de Los Cedros en la Ciudad de México, la negación del reconocimiento de esta iglesia por parte del Vaticano se debe principalmente a que no se adapta a sus normas ni a la autoridad papal
A finales de la década de los 70 y principios de los 80, se dio en la Ciudad de México un fenómeno que llamó la atención. La aparición de lo que se presumía, era sangre en una hostia consagrada atrajo la atención de la iglesia católica alrededor del mundo pues, por algunas personas, fue considerado como un milagro.
La controversia fue tal, que autoridades del Vaticano intervinieron para intentar determinar si, en efecto, el hecho se trató de una intervención divina o de un fenómeno con explicación científica, sin embargo, desde entonces la discusión sobre si se trata de un hecho milagroso o no se mantiene.
A partir de ese momento surgió la Iglesia Católica Apostólica Mexicana, que buscó por todos los medios pero sin éxito hasta ahora, el reconocimiento del hecho por parte de las autoridades del Vaticano para integrarse a la iglesia católicas más grande del mundo, la Apostólica Romana.
Juan Pablo II, Benedicto XVI y actualmente el papa Francisco I han pasado por la máxima jerarquía católica en el Vaticano desde el enigmático y extraño fenómeno, sin embargo las relaciones entre los creyentes en esta llamada divinidad y las autoridades eclesiásticas en Roma continúan fracturadas.
El “milagro”
Hace 38 años salió a la luz la historia sobre uno de los fenómenos más controversiales en la última época de la religión católica en México. La repentina aparición de la llamada ‘hostia sagrada’ generó múltiples opiniones a nivel mundial y hasta la fecha, los feligreses de esta doctrina continúan esperando la aceptación del hecho por parte de la Iglesia Católica Apostólica Romana.
ara la madre Laura, quien desde hace años pertenece a la comunidad de fieles a la que apropiaron como su divinidad, la iglesia romana se equivoca al no aceptar como una realidad el derramamiento de la sangre de Cristo sobre una hostia consagrada, la cual se conserva en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe y la Hostia Sangrante, ubicado en la delegación Venustiano Carranza.
De acuerdo con el testimonio de la religiosa, el rechazo del milagro por parte del Vaticano, llevó a una especie de excomunión al templo, lo que derivó, con el apoyo de más de 5 mil firmas, en una petición directa a la Secretaría de Gobernación del registro de su propia iglesia: la Católica Apostólica Mexicana, aunque asegura, su congregación está adaptada a la Iglesia Católica Antigua, no a la Romana.
En este templo se venera a Jesucristo, a la Virgen de Guadalupe y a la mayoría de santos a los que se rinde tributo en el resto del catolicismo, agregando, además a la hostia sangrante, “una hostia que se convirtió en carne y en sangre”, según cuenta la madre.
El prodigio eucarístico, como ha sido denominado el fenómeno, ocurrió el 3 de marzo de 1978 y, de acuerdo con la versión de la entrevistada, desde ese entonces fue sometida a diversos análisis biológicos y químicos, los cuales probaron la verdadera existencia de sangre en el pan.
Fue la organización eclesiástica Sagrada Mitra por medio de sus peritos, según afirma Laura, quien determinó la existencia de sangre real en el circular alimento. Asimismo, la religiosa afirma que la negación al reconocimiento de la divinidad del hecho se debe a intereses políticos interpuestos entre la voluntad de Jesucristo y la iglesia católica.
¿Qué dice el Vaticano?
Debido a la falta de información al respecto y en busca de una mayor practicidad, así como de una ventaja económica, los padres de Iván, decidieron realizar el bautizo, la primera comunión y confirmación en el templo de la Hostia Sangrante, sin embargo, años después caerían en la cuenta de que la iglesia a la cual se debían, no validaba dichos sacramentos.
Gracias a un reportaje que observaron en televisión, se percataron de la confusión y fue puesta en evidencia la falta de validez de cualquier documento emitido por dicha congregación. Iván y varios miembros de su familia debieron repetir los rituales exigidos por la iglesia católica años más tarde e inclusive un tío del menor fue rebautizado a los 16 años de edad por la misma razón.
Como éste, existen cientos de casos de personas que por descuido, o por falta de claridad de parte de la recién fundada iglesia han debido reprogramar ciertos rituales sacramentales debido al no reconocimiento de los mismos por parte de la iglesia católica.
Para el padre José Antonio, de la iglesia de San José de Los Cedros en la Ciudad de México, la negación del reconocimiento de esta iglesia por parte del Vaticano se debe principalmente a que no se adapta a sus normas ni a la autoridad papal, e incluso a algunos protocolos sobre los rituales efectuados dentro de su templo.
Antes del fenómeno de la hostia, el templo estaba perfectamente alineado con los deberes y las normas que sigue cualquier lugar en donde se practique el catolicismo romano, sin embargo, afirma el sacerdote, luego de este hecho pasaron a ser una secta más, un grupo religioso que nada tiene que ver con el catolicismo tradicional.
Además, el padre asegura conocer la historia que rodea a la hostia sangrante y no duda al apuntar que, según estudios realizados por el propio Vaticano, se trata de simplemente un hongo que invadió la pieza y que nunca se encontraron restos de sangre ni de algún otro resto humano.