Guadalupe Fernández Valencia “La Patrona”, una de las principales mujeres del Cártel de Sinaloa que operaba bajo órdenes de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, se declaró este miércoles culpable de dos delitos en una Corte de Chicago por los que podría ser condenada a entre 10 y 15 años de cárcel.
Fernández Valencia, de 59 años de edad, era considerada una de las mujeres más importantes del entramado criminal del cártel sinaloense, y uno de sus principales activos en temas financieros. Tras años de negociación con la fiscalía, aceptó su culpa en un cargo de narcotráfico y otro de “lavado” de dinero.
“La Patrona” acudió a la corte vestida de traje naranja de presidiaria, con pelo a media melena negro con primeros síntomas de canas. Siguió la audiencia a través de un intérprete, que traducía al español todo lo que sucedía.
Si bien las guías de sentencia marcarían que podría enfrentar hasta cadena perpetua, la fiscalía anunció que, debido a la gran colaboración de Fernández Valencia en casos relacionados con el narcotráfico mexicano, sólo solicitará que se le impongan una condena de entre 10 y 15 años de prisión. La sentencia no se leerá hasta que el gobierno de Estados Unidos anuncie el fin de la cooperación, indicó el juez federal Rubén Castillo.
Según los reportes judiciales, “La Patrona” trabajaba directamente con los hijos de “El Chapo”, especialmente Alfredo Guzmán Salazar. Llegó a traficar más de 3 mil 500 libras de marihuana entre 2009 y 2010, y ayudaba a pasar a Estados Unidos más de 30 kilogramos de cocaína a la semana a clientes en Los Ángeles, California.
Además, ayudó a lavar miles de millones de dólares para el cártel.
La aventura criminal de “La Patrona” con el Cártel de Sinaloa empezó en 2007, cuando se mudó a Culiacán tras pasar 10 años en una cárcel de Estados Unidos por unos delitos que no tenían nada que ver con narcotráfico. Allí, junto a su hermano Manuel Fernández Valencia -quien ya se encuentra cumpliendo condena de 27 años de prisión en Estados Unidos, desde que fue sentenciado en 2016 por el mismo caso- empezó a traficar para la gente de “El Chapo”.
Tras la detención de su hermano en 2010, frenó sus actividades, que retomó dos años después con más celeridad; llegó a mover cantidades de hasta 80 kilos de cocaína en 8 ocasiones, y aceptó traficar varias toneladas de marihuana, operaciones que fracasaron. También intentó cruzar con heroína y metanfetaminas sin éxito.
Su modo de operación en el “lavado” de dinero era a través del cambio de divisas; pagaba 3% de comisión para poder convertir los dólares ganados por la venta de droga.
Tras su detención, fue extraditada a Chicago en 2017, donde estaba presa desde entonces.