Ley que prohíbe en Hungría hablar sobre homosexualidad desata nueva crisis con la UE.

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El gobierno ultranacionalista de Hungría habló de alegaciones falsas y aseguró que sólo pretende proteger a los jóvenes, tras la polémica ley que prohíbe en ese país, hablar a menores sobre la homosexualidad desatando nuevas tensiones con la Unión Europea (UE).

“Esta ley claramente discrimina personas en base a su orientación sexual. Va contra todos los valores fundamentales de la Unión Europea (UE)”, dijo la presidenta de la Comisión Europea, Von der Leyen, sobre la nueva norma de Hungría, que ha sido también criticada con dureza por al menos 15 países de la UE.

La jefa del Ejecutivo comunitario afirmó en Bruselas que ha encargado a los comisarios responsables enviar una carta a las autoridades húngaras para expresar las “preocupaciones legales” que les genera esta normativa antes de que entre en vigor. Para ello, es necesario que la ley sea firmada por el presidente de Hungría, János Áder, lo que aún no ha sucedido.

En un comunicado emitido hoy en Budapest, el Gobierno húngaro aseguró que las críticas de Von der Leyen son una “vergüenza, ya que se basan en alegaciones falsas”.

“La nueva ley protege los derechos de los menores, garantiza los derechos de los padres y no afecta los derechos de orientación sexual de aquellos que tiene más de 18 años, por lo que no contiene ningún elemento discriminatorio”, señala la nota oficial. Además, el gobierno del primer ministro ultranacionalista Viktor Orbán acusa a la presidenta de la Comisión de haber “emitido una opinión política sesgada sin haberse realizado antes una investigación independiente”.

Preocupación y protestas
Mientras, quince países de la UE, entre ellos, Alemania, Francia, Italia y España, expresaron en una declaración conjunta su “grave preocupación” por la normativa y pidieron a la Comisión que use “todas las herramientas” para garantizar el respeto de los derechos de todos los ciudadanos de la UE.

Los quince aseguran además que la ley viola el derecho a la libertad de expresión con el pretexto de proteger a los niños. La semana pasada miles de personas protestaron contra la ley en el centro de Budapest y hasta el momento más de 130 mil húngaros han firmado una petición pidiendo que se anule. La oposición progresista, colectivos de defensa de los derechos LGTBI y los pocos medios de comunicación no controlados por el Gobierno califican la ley como homófoba al vincular la homosexualidad con la pedofilia.

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