Aun cuando la disponibilidad de armas es un factor de riesgo que incide directamente en el número de asesinatos, en México “la democratización del uso de pistolas” se ha incrementado rápidamente en los últimos años y se ha convertido en uno de los grandes retos en materia de seguridad pública para el país.
De acuerdo con un artículo de Jimena David, especialista en seguridad de la organización México Evalúa, el Estado de México es una de las entidades con mayor compra de armas de fuego, muchas veces por temor a ser víctimas de la delincuencia, con el riesgo de que varios integrantes de las familias puedan utilizarlas.
“Las regiones en el centro del país tienden a mostrar los mayores niveles de compra de armas de fuego por cada 100 mil hogares en las regiones de urbanización baja-centro (Hidalgo, Morelos, Puebla y Tlaxcala), urbanización media/alta-centro (Colima, Jalisco, Michoacán y Nayarit), y urbanización muy alta, (Ciudad de México y Estado de México)“, señala el artículo.
Los resultados de ese análisis arrojan que todas las regiones mostraron una desaceleración en la compra de armas en el año 2015, excepto la zona de urbanización media/baja-centro de Aguascalientes, Guanajuato y Querétaro, la cual ha tenido un crecimiento sostenido desde 2012.
“Esta región representa un foco rojo por la alta penetración de compra-venta de armas de fuego en el tiempo y porque su ritmo de compra aumenta en tasas crecientes durante todo el periodo de estudio; la región de urbanización baja-centro (Hidalgo, Morelos, Puebla y Tlaxcala) cuenta con niveles muy altos de adquisición de armas, pero desde 2013 ha desacelerado constantemente su ritmo de compra.
“Por último, la región de urbanización alta-norte (Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas) presenta niveles bajos de adquisición de armas y muestra un ritmo de compra a la baja.”, señala el documento.
La especialista advierte que al comprar un arma de fuego para protegerse contra el delito, varios miembros del hogar podrían utilizar esa pistola. “Entonces, el efecto multiplicador del acceso a un arma de fuego hace que este problema tenga un alcance mucho mayor de lo que nos han mostrado los datos hasta ahora. Por ejemplo: 311 mil hogares compraron un arma en el año 2014, pero son cerca de 500 mil personas las que pueden hacer uso de ella”.
El análisis arroja que del 2011 al 2014 la adquisición de pistolas por hogar aumentó en un 114 por ciento, aunque del 2014 al 2015 disminuyó en un 24 por ciento, es decir: que en los últimos cinco años, al menos un millón de hogares en México adquirieron un arma de fuego para protegerse contra la delincuencia.
La investigadora en materia de seguridad advierte que no sólo la violencia letal perpetrada con pistolas y metralletas en México ha aumentando en los últimos diez años, sino también las lesiones físicas provocadas por esas armas y esa “ola de plomo” está correlacionada con la expansión y penetración de un gran mercado de armas y con el temor de los mexicanos por la violencia y la delincuencia.
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“El mercado de armas en México es rentable, se caracteriza por comportamientos distintivos entre regiones y tiene el potencial y el alcance para herir no sólo a los miembros de un hogar, sino a otras personas”, señala al tiempo de urgir a realizar más investigaciones para conocer el problema y disminuir la disponibilidad de armas en el país, y con eso, las muertes y lesiones relacionadas a ellas.