“Tarde o temprano Los Ángeles, California, será golpeada por un terremoto de la misma magnitud que el que golpeó México… y no estamos tan listos como deberíamos estar”, así comienza el artículo que el consejo editorial de Los Angeles Times publicó este jueves.
El texto asegura que es, simplemente, una experiencia de terror ver la magnitud de la devastación del terremoto de 7.1 grados que azotó el centro de México el martes pasado, a través de las imágenes de teléfonos inteligentes que llenaron de miedo las redes sociales.
También dice que después de esa sensación de terror, el primer pensamiento que se les viene a la mente es que el golpe de un sismo similar en magnitud en Los Ángeles no es un asunto de “sí” o “no”, sino de “cuándo” ocurrirá.
“Dado que los terremotos no pueden predecirse, tendemos a tratarlos como eventos de alto riesgo pero de baja probabilidad y, casi siempre, los ignoramos. Pero también sabemos que para todos los que sufrieron el terremoto de México, la improbable probabilidad se hizo realidad. Y, algún día, eso ocurrirá aquí en California”, explica la editorial.
El diario asegura que la ciudad ha aprobado reglamentos que obligan a los dueños de casas y edificios construidos en los 70, antes de que se reforzaran los códigos de construcción, a fortalecer sus viviendas. Ahora muchas de esas estructuras son más resistentes.
Sin embargo, el texto asegura que el ideal es que los edificios de Los Ángeles no sólo resistan un sismo como el que azotó México, sino que permanezcan habitables después de sobrevivir al sismo, y eso no está garantizado de ninguna manera.
Otra medida importante que podría salvar vidas en áreas propensas a terremotos es, en California, un sistema de alerta temprana, dice el Times. En México hay uno, otro en Japón. Científicos que trabajan en el US Geological Survey, institución que genera información sísmica, trabajan ya en un sistema que se llama ShakeAlert que cuando funcione podría dar segundos o incluso un par de minutos a los habitantes de la zona antes de que ocurra un sismo y podría anticipar la intensidad de los movimientos telúricos.
El artículo también recuerda a los angelinos, que un terremoto de 7.1 grados podría no matar a nadie, pero seguramente dejaría a una comunidad paralizada sin electricidad, agua, caminos y acueductos funcionales. Por ello es importante que la gente en toda la región tenga siempre a la mano un kit con un mínimo de tres días de comida, junto a una buena cantidad de agua, linternas y baterías.
“Un terremoto tan grande como el que sacudió a México es algo que pondrá a prueba la determinación y la fortaleza de todos, así como la capacidad de resistir física y emocionalmente. Nadie quiere enfrentar una prueba de ese tipo. Pero tenemos que prepararnos para lo que ocurrirá tarde o temprano”, precisa.