Thursday 28 de March del 2024

Los asesinos seriales mexicanos más temidos, uno de ellos operaba en Atizapán

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Después de conocer la historia de estos asesinos seriales mexicanos, le tendrás miedo hasta a tu sombra. 

Todos y cada uno de ellos sembraron el terror en diferentes ciudades del país con sus crímenes. El primer asesino serial del que se tiene registro fue capturado en 1888, época en la que aún gobernaba Porfirio Díaz; el más reciente asesino que causó sensación en los medios fue capturado en 2012.

Te presentamos una linea del tiempo con los más aterradores asesinos en serie de México:

El Chalequero

Francisco Guerrero es el primer asesino en serie del que se tiene registro en México. Él fue acusado de matar a más de 20 sexoservidoras de 1880 a 1888. Su alias se debe a que se vestía como catrín: pantalones de casimir ajustados, camisa blanca, una faja de colores en la que ocultaba el cuchillo con el que asesinaba a sus víctimas, sombrero negro, zapatos recién lustrados y un elegante chaleco

Sus asesinatos aterraron a la gente de la época, pues usaba los servicios sexuales que las mujeres ofrecían, pero el verdadero placer para “El Chalequero” venía después: estrangulaba o degollaba a sus víctimas, en muchas ocasiones las decapitaba y arrojaba los cuerpos inertes al Río Consulado.

Tras su captura en 1888, fue condenado a la pena de muerte pero Porfirio Díaz revocó la sentencia y fue condenado a 20 años de prisión. Seis años después, en 1904 fue indultado por error, pero regresó a prisión en 1908 después de acabar con la vida de una anciana. Murió en prisión en 1910.

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La temible Bejarano

También conocida por los periódicos de la época como “La mujer verdugo”, Guadalupe Martínez Bejarano se convirtió en la primera asesina serial mexicana después de matar brutalmente a tres niñas.

Era muy organizada para sus crímenes y motivada por la satisfacción sexual: atraía a niñas y mujeres jóvenes de bajos recursos ofreciéndoles trabajo como empleadas domésticas. Una vez que estaban en su casa, las esclavizaba y las torturaba sexualmente. Su castigo más cruel consistía en sentar las niñas desnudas sobre un brasero ardiendo, quemando sus muslos, nalgas y genitales.

En 1887 fue aprehendida por su primer asesinato, pero sólo pasó cinco años en prisión. Al salir, asesinó a dos hermanas, por lo que fue aprendida nuevamente y condenada a 10 años de prisión. Estuvo en reclusión solitaria en la prisión de Belén y murió ahí por causas naturales.

 

“La ogresa de la colonia Roma”

También conocida como “La trituradora de angelitos”, “La descuartizadora de la colonia Roma” o “La espanta-cigüeñas”, se cree que fue responsable de más de 50 infanticidios.

Graduada como enfermera, Felícitas Sánchez Aguillón ejercía como partera en la Ciudad de México pero además realizaba abortos y traficaba niños pero detrás de esto había una faceta aún más oscura.

Torturaba a los infantes bañándolos en agua helada o dejándolos sin comer por mucho tiempo. Sus ejecuciones eran aún más atroces: asfixia, envenenamiento, apuñalamiento e inmolación. Una vez muertos, “La trituradora de angelitos” descuartizaba a los niños, tirando los restos a las alcantarillas.

Fue detenida en 1941, en su departamento se encontraron una gran cantidad de fotos de niños que eran sus trofeos y un cráneo infantil. Fue liberada después de tres meses, se cree que debido a la presión de su abogado por revelar los nombres de mujeres relacionadas con la política que se habían practicado un aborto. A los pocos días de libertad se suicidó con una sobredosis de Nembutal.

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El estrangulador de Tacuba

Gregorio Cárdenas asesinó a cuatro mujeres en menos de 15 días, por lo que también es considerado un asesino relámpago o spree killer en inglés.

“El estrangulador de Tacuba” padecía encefalitis y desde niño mostraba crueldad hacia los animales. Graciela Arias Ávalos (una amiga suya de la preparatoria) fue su última víctima, a la que se cree que golpeó hasta la muerte en su automóvil después de que ella rechazara ser su novia.

Su madre lo internó días después en un hospital psiquiátrico y ahí fue interrogado por la desaparición de Graciela, confesando su crimen. Recluido en el Palacio de Lecumberri desde 1942, estudió la carrera de Derecho y  se convirtió en litigante, asesorando a sus compañeros reclusos en sus procesos legales.

En 1976 fue liberado por indulto del presidente Luis Echeverría y no sólo eso, fue aplaudido en el Congreso de la Unión, pues los diputados lo invitaron a usar la tribuna para mostrarlo como un ejemplo de rehabilitación. Murió en libertad en 1999.

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“El Pelón”

Aunque sólo se tienen confirmadas dos víctimas, se cree que Higinio Sobera de la Flor fue responsable de muchos asesinatos, pues las empleadas domésticas de la familia declararon que en muchas ocasiones las prendas de él que lavaban estaban llenas de sangre.

“El Pelón” sufría de esquizofrenia y era hijo de un acaudalado hacendado de Tabasco. Su primer homicidio conocido fue producto de un brote psicótico en 1952: después de un accidente automovilístico en Avenida Insurgentes y Yucatán, en la Ciudad de México, le disparó al conductor que resultó ser familiar de la actriz Ana Bertha Lepe.

Su madre ideó un plan de escape: estaría escondido en el Hotel Montejo y saldría del país hacia España para ser internado en una institución psiquiátrica. Sin embargo salió del hotel al día siguiente y le disparó en tres ocasiones a una trabajadora sexual en un taxi. Le ordenó al taxista que se bajara, manejo hasta un motel afuera de la ciudad y mantuvo relaciones sexuales con el cadáver.

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“El Jack mexicano”

Macario Alcalá Canchola fue un asesino serial al que sólo se incriminó por dos muertes, pero se cree que fue responsable de 12 homicidios más que presentaban las mismas características. Él mismo se puso su apodo criminal, pues era un imitador de “Jack el destripador”.“El Jack mexicano” asesinaba a trabajadores sexuales. Julia González Trejo, una de las víctimas de este asesino en serie, fue encontrada desnuda en la habitación de un hotel. De acuerdo a las investigaciones, Julia murió por estrangulación, al igual que otra mujer que no fue identificada pero presentaba las mismas características.

En una escena de sus crímenes dejó un mensaje escrito con labial: “Jack, te reto Cueto”. Cueto era el apellido del jefe de policías en ese momento. Por esta razón se cree que Alcalá Canchola tenía un complejo de superioridad y era un exhibicionista. Fue detenido en septiembre de 1962.

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La secta de los hermanos Hernández

Los hermanos Santos y Cayetano Hernández formaron una secta con la idea de estafar a todo un pueblo. Mezclando lo poco que sabían de mitología inca y azteca, los hermanos Hernández lograron que muchos habitantes del ejido Yerbabuena, en Tamaulipas, les rindieran tributos económicos y sexuales.

Después de unos meses que los pobladores no veían las promesas cumplidas, comenzaron a quejarse. Ante esto, los hermanos fueron a Monterrey en busca de una mujer que se prestara a seguir la farsa y encontraron a Magdalena Solís. Ella junto con su hermano Eleazar Solís fueron a Yerbabuena y siguieron la farsa de que ella era la reencarnación de una diosa.

Magdalena creyó que en realidad era una diosa y cuando dos seguidores quisieron unirse, ella los condenó a la pena de muerte.

Las víctimas eran torturadas a través de golpes, cortadas, quemaduras y mutilaciones, para después ser desangrados hasta morir. La sangre de estas personas era mezclada con sangre de pollo y marihuana o peyote, para ser consumida por ella y los sacerdotes: su hermano Eleazar y los hermanos Hernández.

La secta terminó en 1963 después de que la policía no hiciera caso a la denuncia de Sebastián Guerrero, un joven de 14 años que había visto uno de los sacrificios.

Después de que la policía arrestara a Magdalena y Eleazar Ortiz, Santos Hernández se resistió al arresto y murió en la balacera. Su hermano Cayetano fue asesinado por uno de los miembros de la secta.

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“Las Poquianchis”

La historia de las hermanas Delfina, María Luisa, Carmen y María de Jesús González Valenzuela tal vez sea una de las más conocidas gracias a la cinta mexicana de Felipe Cazals, Las poquianchis. La cantidad de asesinatos que realizaron estas mujeres y sus cómplices llego a 90 comprobados, pero se cree que fueron más de 150 mujeres.

Reclutaban a mujeres de la zona necesitadas de trabajo, y en muchos casos, raptaban a niñas de 12 a 15 años de rancherías cercanas. Ya en el establecimiento, las desnudaban, sus cómplices las violaban y eran obligadas a ofrecer servicios sexuales en los burdeles de “Las Poquianchis”.

Para “Las Poquianchis” cuando las mujeres cumplían 25 años “eran viejas”, así que Salvador Estrada Bocanegra “el Verdugo”, se encargaba de ellas. Después de torturarlas dejándolas sin alimento y golpeándolas con una tabla con un clavo, se encargaba de asesinarlas.

“Las Poquianchis” fueron sentenciadas a 40 años de prisión. Delfina murió cuando le cayó un costal de cemento en la cabeza mientras estaba en prisión en 1978; María Luisa “Eva, la piernuda” apareció muerta en su celda en 1984 con el cuerpo mordisqueado por ratas. María de Jesús fue liberada y murió de causas naturales en 1990.

 

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“Pancho López”

Fernando Hernández Leyva confesó en 1986, cuando fue arrestado, haber asesinado a más de 33 personas. De acuerdo al examen psicológico que le realizaron a este asesino serial, se concluyó que era un psicópata que mataba por satisfacción personal.

Hernández Leyva realizó sus crímenes en los estados de Morelos, Jalisco, Colima, Guanajuato, Michoacán y la Ciudad de México. Después de escapar dos veces de prisión, “Pancho López” fue arrestado en Cuernavaca Morelos en 1999. Ahí las autoridades lo acusaron de más de 137 asesinatos, seis secuestros y varios robos.

Actualmente cumple su condena en el Centro Federal de Readaptación “El Altiplano” conocido popularmente como “Almoloya”.Fernando-Hernandez-Leyva-hellhorror-com

“El Sádico”

Raúl Osiel Marroquín Reyes es un asesino serial y secuestrador de hombres homosexuales. Aunque en ocasiones ha dicho que no asesinaba a estos hombres por su preferencia sexual, sino por ser más fáciles de secuestrar y asesinar.

El modus operandi de este criminal se basaba en la confianza.

Los sometía a torturas y pedía un rescate a los familiares de sus víctimas. Sin importar si pagaran o no, él los asfixiaba o estrangulaba hasta la muerte, después los descuartizaba y colocaba los restos en maletas que abandonaba en la colonia Asturias o en los alrededores del metro Chabacano.

El 23 de enero del 2006 fue arrestado en la Ciudad de México, su cómplice fue detenido hasta el 2013. Raúl Osiel Marroquín fue condenado a 128 años de prisión por seis secuestros y cuatro homicidios.

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“La Mataviejitas”

Juana Dayanara Barraza Samperio es una asesina serial que sembró el miedo en la Ciudad de México en los noventa y la primera década del 2000 entre los adultos mayores. Aunque se cree que fue responsable de más de 40 asesinatos, fue sentenciada únicamente por 17 homicidios y 12 robos.

Fue arrestada en 2006, y recibió una condena de 759 años de prisión y pasa sus días en el Reclusorio de Santa Marta Acatitla.

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“El Caníbal de la Guerrero

José Luis Calva Zepeda terminó con la vida de tres mujeres, una de ellas su pareja y madre de sus dos hijos Alejandra Galeana. Aunque él lo negó, las autoridades descubrieron pedazos humanos en su refrigerador y carne humana en un sartén.

Fue responsable de la muerte de otras dos mujeres: una exnovia a la que descuartizó en un basurero y a una trabajadora sexual.

Cuando las autoridades lo arrestaron, el tronco del cuerpo de su pareja estaba dentro de un armario, las otras partes de su cuerpo estaban en el refrigerador y el antebrazo estaba recién frito en el sartén.

“El Caníbal de la Guerrero” se suicidó en el Reclusorio Norte días después de su arresto en 2007.

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“El Coqueto”

César Armando Librado Legorreta era chofer de microbús de la ruta 2, que va del metro Chapultepec en la Ciudad de México a Valle Dorado, en Naucalpan, Estado de México.

“El Coqueto” aprovechaba su profesión como chofer para realizar violaciones y feminicidios: durante los trayectos nocturnos de su ruta simulaba una descompostura en su camión y bajaba a todos los pasajeros, en ese momento le ofrecía a alguna mujer que había seleccionado como su víctima llevarla hasta su casa si lo esperaba.

Sus víctimas tenían entre 17 y 34 años de edad, y de acuerdo a su declaración, inició sus delitos en junio de 2010.

Fue detenido en febrero de 2012 gracias a la denuncia de su primera víctima. “El Coqueto” creyó que la había matado, pero ella sobrevivió, recibió una condena de 240 años en prisión.

Después de pasar unos años en el Penal de Barrientos, fue trasadado a un módulo de alta peligrosidad en el Penal Estatal de Máxima Seguridad en Otumba, Estado de México, pues sus conflictos con otros internos en el penal anterior iba en aumento.

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Fuente:Click Necesario.

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