El gobierno estatal no ha cumplido con la reparación del daño por la vivienda que fue derribada el pasado 11 de abril en San Francisco Xochicuautla, para la construcción de la autopista Toluca-Naucalpan, a cargo de la constructora Autovan-Teya, filial del grupo Higa, informaron los propietarios.
Durante la marcha ceremonial por la Defensa de los Sitios Sagrados de la Comunidad Indígena de San Francisco Xochicuautla, Armando García Salazar, dueño del inmueble, pidió un avalúo serio y justo, pues las autoridades valoraron la propiedad en dos millones 800 mil pesos, lo cual es inferior al precio real.
“Me mandaron el avalúo, pero están evaluando la planta baja incompleta, el segundo nivel y el tercero incompleto, son avalúos que no tienen seriedad”, dijo.
Mencionó que él y su familia viven en el campamento que se instaló a un costado de donde se encontraba su hogar, aun cuando el SAASCAEM se comprometió a reparar el daño y pagar una renta, en tanto se restablezca el patrimonio perdido.
“Ninguna autoridad del Estado de México se ha acercado para decir en qué condiciones está la vivienda y decirnos: vamos a reparar nuestro error”, comentó.
Por otra parte, apuntó que las autoridades reclaman tierras protegidas por un amparo de carácter indígena.
“Dicen ellos que el amparo es cuestión de interpretación. Ellos quieren que nosotros les especifiquemos las coordenadas para poder saber dónde pueden trabajar y dónde no, y yo les digo que el amparo es de carácter indígena, nosotros los indígenas delimitamos nuestros bienes con piedritas. Ellos pelean que como no especificamos coordenadas, no saben dónde sí y dónde no trabajar”, dijo.
La próxima mesa de trabajo técnica se llevará a cabo el próximo 27 de abril, en la cual los representantes del pueblo otomí piden que el proyecto cumpla con los requisitos y recomendaciones relacionadas con el impacto ambiental.
Ayer, pobladores, comuneros e integrantes de diferentes organizaciones civiles visitaron los sitios sagrados de la comunidad indígena de San Francisco Xochicuautla, durante los cuales se agradeció, con ofrendas, que una de sus capillas se haya salvado de ser demolida.
“Nos enclaustramos arriba y de ahí no nos sacaron hasta que no se fue la gente, para nosotros es un lugar sagrado”, relató.