Me negué a que me tocaran y con un cable me ahorcaron después de ultrajar mi cuerpo y golpearme hasta desfigurar mi rostro. Me dejaron morir sin piedad, un ser inhumano me dejo morir donde horas más tarde me encontraron.
Pero peor que la muerte, fue la humillación que vino después.Desde el momento que tuvieron mi cuerpo inerte nadie se preguntó donde estaba el hijo de su madre que acabo con mis sueños, mis esperanzas, mi vida.
No, más bien empezaron a hacerme preguntas inútiles. A mi, ¿Se imaginan? una muerta, que no puede hablar, que no puede defenderse.
“¿Qué ropa tenías?” “¿Por qué andabas sola?” “¿Cómo una mujer va a viajar sin compañía?””Te metiste en un barrio peligroso, ¿Qué esperabas?”
Cuestionaron a mis padres, por darme alas, por dejar que sea independiente, como cualquier ser humano. Les dijeron que seguro andabamos drogadas y lo buscamos, que algo hicimos, que ellos deberían habernos tenido vigiladas.
Sólo muerta entendí que no, que para el mundo yo no soy igual a un hombre. Que morir fue mi culpa, que siempre será así. Mientras que si el titular rezaba, “fueron muertos dos jóvenes viajeros”, la gente estaría comentando sus condolencias y con su falso e hipócrita discurso de doble moral pedirían pena mayor para los asesinos.
Pero al ser mujer, se minimiza. Se vuelve menos grave, porque claro, yo me lo busqué. Haciendo lo que yo quería encontré mi merecido por no ser sumisa, por no querer quedarme en mi casa, por invertir mi propio dinero en mis sueños. Por eso y mucho más, me condenaron.
Y me apené, porque yo ya no estoy acá. Pero tú si estas. Y eres mujer. Y tienes que aguantarte que te sigan restregando el mismo discurso de “hacerte respetar”, de que es tu culpa que te griten que te quieran tocar/lamer/ chupar alguno de tus genitales en la calle por llevar un short con 40 grados de calor, de que tú si viajas sola eres una “loca” y muy seguramente si te paso algo, si pisotearon tus derechos, tú te lo buscaste.
Te pido que por mí y por todas las mujeres a quienes nos callaron, nos silenciaron, nos quitaron la vida y los sueños, levantes la voz. Vamos a pelear, yo a tu lado, en espíritu, y te prometo que un día vamos a ser tantas, que no existirán la cantidad de cables suficientes para callarnos a todas