Cuando Héctor era niño vivía cerca del aeropuerto de Ramos Arizpe, tal vez ahí, al ver a los aviones llegar y despegar, le nació el gusto por volar, inquietud que no lo ha dejado en paz y ahora es impulsor para un llamativo proyecto en el que trabaja: se trata de crear un automóvil terrestre que tenga también la capacidad de levantarse y viajar por los aires.
Su nombre completo es Héctor Poblette Espinosa Mireles, es originario de esta ciudad y entre otras cosas también se dedica a impartir clases de preparatoria en un colegio al norte de Saltillo. A fin de dar a conocer sus intenciones y para recibir el apoyo que requiere es que comparte el desarrollo de su idea.
Su sueño de volar lo llevó incluso a tomar clases de pilotaje para avionetas, esto le permitió acercarse más a la experiencia, confiesa que tomar vuelos comerciales en los que solo se sienta como cualquier pasajero, nunca le fue suficiente.
Fue hace siete años cuando tomó la decisión de romper la barrera entre su sueño y la realidad, comenzó a documentarse para ver la manera en que podría elaborar su propio vehículo para volar, hasta que pronto fue encontrando que la tecnología y conocimientos ya estaban disponibles; solamente había que idear y unirlos.
Héctor tomó como referencia el girocoptero, una máquina para volar creada en la primera mitad del siglo pasado y que representó el antecedente más cercano al helicóptero, la diferencia es que aquel primer artefacto utilizó hélices liberadas y no embonadas a un motor; así como una propulsión horizontal.
Explica que como ventaja en relación con las avionetas, el girócoptero tiene la capacidad de despejar y aterrizar en un espacio de entre 20 y 50 metros, es decir, no requiere de las grandes pistas con las que cuentan los aeropuertos.
Durante varios años este saltillense financió el proyecto, sin embargo, se dio cuenta que si lo hacía solo tal vez tardaría demasiado tiempo en reunir los recursos y concretar su idea, por lo que pide el apoyo de quien se interese.
Para esto publicó su proyecto en la plataforma “fondeadora”, en la que se muestran ideas a desarrollar y la gente hace aportaciones económicas para realizarlas.
El proyecto del auto-volador se divide en cuatro fases. La primera es la construcción y vuelo del “Gyroglider”, es decir, un girocóptero pero planeador, sin motor, el cual ya está en desarrollo y con algunas pruebas de vuelo. El siguiente paso es precisamente motorizarlo.
La tercera etapa es la construcción de un vehículo terrestre capaz de circular, como los demás, por las vialidades de la ciudad, mientras que la parte final es la fusión de este automóvil con las características del girocóptero. Un punto importante es el diseño de las hélices retráctiles para que sean más adecuadas a las vialidades en la modalidad terrestre de la unidad.
“Te estoy hablando de hacerlo en un año, para diciembre del año que entra. A lo mejor no muy bonito a la vista pero el prototipo, realmente sería la propuesta”, comenta Poblette. “Puedes crear un artefacto que cumpla con esa función, no con una carrocería magnífica”, añadió.
“Cualquier persona puede subir un proyecto a esta plataforma, compartirlo y recabar fondos de la gente, pides su apoyo y a cambio tú ofreces una recompensa. La idea es compartir este proyecto que es la creación de un auto volador”, comenta este hombre.
Héctor Poblette está convencido que alrededor del mundo debe haber más proyectos similares al suyo, sin embargo, dice que se suma a ese movimiento como seguramente se dio en el momento de los grandes inventos y descubrimientos de la humanidad.
Fuente: Vanguardia