John Allen Chau, un joven de nacionalidad estadounidense, intentó evangelizar a una de las tribus más aisladas del mundo, pero fue asesinado a flechazos apenas llegó a la isla donde vive esa comunidad.
Se conoce poco sobre los miembros de los sentineleses, ya que evitan el contacto con el exterior. Según expertos de National Geographic, estos aborígenes descienden de africanos y desde hace unos 60 mil años habitan en la isla Sentinel del Norte, en 60 kilómetros cuadrados sobre el archipiélago Andamán, ubicado en el Golfo de Bengala, en el Océano Índico.
El pasado 16 de noviembre, Allen Chau fue visto por última vez con vida por los pescadores que lo llevaron hasta la isla. El joven, que tenía 27 años de edad, era un misionero cristiano que pretendía evangelizar a los sentineleses, quienes lo atacaron apenas tocó su tierra.
Jatin Narwal, un portavoz de la Policía de Andamán, detuvo a siete personas vinculadas al traslado de Chau al sitio prohibido.
En el mundo hay 100 comunidades sin contacto con otros seres humanos. En Sudamérica se detectaron en Ecuador, Bolivia, Perú, Brasil y Colombia.
Cuando un helicóptero de la Guardia Costera india sobrevoló la isla para ver cómo estaban, los habitantes de la región lo corrieron a flechazos. “Ahí nos dimos cuenta de que estaban a salvo”, ironizó el piloto, según recuerda Geeta Pandey de la BBC en Nueva Delhi.
Antes de partir, los intrusos captaron una foto del sentinelés semidesnudo, en la playa, con su arco apuntando hacia arriba, la cual se convirtió en una de las escasas imágenes disponibles.
En 2017 el gobierno indio fijó penas de hasta tres años de cárcel para quien saque fotos o filme a los aborígenes del archipiélago, señala El Clarín.
Son pocos los datos verificados sobre los sentineleses. Al parecer son recolectores, cazadores y gozan de buena salud, pero los expertos creen que peligrarían en contacto con otros humanos y sus enfermedades. Se comunican con un idioma propio y suelen matar a los desconocidos que se les acercan.
Además la ONG Survival International recoge el caso de Sunder Raj y Pandit Tiwari, 2 pescadores ilegales que en 2006, aparentemente borrachos, terminaron en esas costas. Terminaron muertos.
La Guardia Costera trató de recuperar los cuerpos, pero también fueron atacados. Mientras se iban, los oficiales alcanzaron a ver que los sentineleses no se habían comido a los invasores: es decir, no eran caníbales como sugerían ciertos relatos.