Morena o el frijol con gorgojo

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Si ya se sabe, que la masa como entelequia tiene un raciocinio inferior al de cualquiera de sus integrantes. Y es precisamente esa masa, capaz de brindar con leche inmunda, de la que hay que desconfiar.

Al dirigente de Morena, Martí Batres, lo persigue el fantasma del populismo. Si ya se sabe, que la masa como entelequia tiene un raciocinio inferior al de cualquiera de sus integrantes. Y es precisamente esa masa, capaz de brindar con leche inmunda, de la que hay que desconfiar.

Batres, en el uso del discurso que arenga la masa, es diestro y siniestro. Entiéndase separadas o juntas, tiene las manos metidas hasta el fondo. No es gratuito que sea hoy el dirigente de Morena, capaz de validar, explicar y justificar cualquier arrebato u ocurrencia que López Obrador pueda tener por el camino. Y no sólo las aterriza sino que las lleva aparentemente a buen puerto. Véase la reciente restitución de las candidaturas de Zacatecas y Durango.

Y se escribe “aparentemente” porque se tiene memoria.

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Puede uno asomarse a 1999 al asunto de la Leche Betty. Aparentemente un éxito popular, leche a bajísimo precio para los electores más desfavorecidos. Pero el poderoso presidente de la Asamblea Legislativa no pudo evitar que el estudio de la Procuraduría Federal del Consumidor revelara que aquella mezcolanza de soya, carente de vitamina, proteína y calcio, estaba infecta de bacterias fecales. Pasó de programa popular a escándalo populachero.

O como aquél episodio de 2011, donde reticente como él solo contra la cabeza del sistema -que no contra el sistema mismo-, creyó que tras varios años al frente de la Secretaría de Desarrollo Social de la Ciudad de México, recién destapado como candidato a Jefe de Gobierno y con sólo unos meses que a Ebrard le quedaban en el cargo, podía romper políticamente con el gobierno en turno, metiéndolo en la misma bolsa de pestes del gobierno federal. Aparentemente su proyecto independiente estaba a flote, concretamente fue Mancera, siempre servil quien ganó el hueso.

Pero estamos en 2016 y todo pinta muy bien: pilotea la cuarta casi tercera fuerza política del país; las últimas elecciones resultaron mejor de lo esperado -como aquella Asamblea Legislativa del 97-; y compite con dos candidaturas a gobernador razonablemente sólidas y optimistas -como la suya para Jefe de Gobierno del 2012-.

¿Qué revés le depara el 2016? Hay que estar muy atento, como dijera Andrés Manuel López Obrador, al “frijol con gorgojo.”

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