Thursday 28 de March del 2024

#Nacionales “El trato que recibo es cruel”, “he sufrido mucho”, dice el Chapo desde prisión

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“El trato que recibo es cruel”, “he sufrido mucho”, son algunas de las frases de la carta que escribió el exlíder del Cártel de Sinaloa, Joaquín «El Chapo» Guzmán (La Tuna, Sinaloa, 1957), desde la prisión de Súper Máxima Seguridad en Florence, Colorado, Estados Unidos.

A través de una carta a la que tuvo acceso la cadena Univisión, el narcotraficante más famoso de México aseguró, en primera persona y en inglés, que ni siquiera cuando ha presentado problemas de salud ha sido tomado en serio, desde febrero de 2019 que fue sentenciado a cadena perpetua tras ser declarado culpable de 10 delitos relacionados con el tráfico de drogas y lavado de dinero.

Señaló que se ha quejado en primera persona en una declaración jurada que se incluye en una nueva demanda civil que menciona al fiscal general Merrick Garland, al director del Buró de Prisiones (BOP) Michael Carvajal y a funcionarios del penal ADMAX Florence, al cual llegó Guzmán en julio de 2019.

“Soy un mexicano de 64 años y fui extraditado de México a Estados Unidos en enero de 2017”, comienza el documento de siete páginas, escrito en inglés y que el capo firmó remarcando “Joaquín Guzmán L”.

Siguió: “Debido al trato en ADMAX ahora yo padezco dolores de cabeza, pérdida de la memoria, calambres musculares, estrés y depresión”, aseguró «El Chapo». “El trato que recibo es cruel e injusto, y me está causando que sufra problemas psicológicos y de salud. Yo rezo para que esta corte intervenga”, indicó refiriéndose al tribunal federal de Denver que recibió la demanda en octubre de 2021.

“El trato que recibo es cruel e injusto. He sufrido mucho. Me sirven poca comida y a menudo me quedo con hambre”, mencionó en la carta donde expresó lo que ha padecido dentro de la cárcel estadunidense en la que ya lleva tres años y donde pasa casi todo el día en una celda de 7 por 12 pies y con una pequeña ventana por donde le entregan una charola con alimentos.

La celda está en la “Unidad H”, una zona de alta seguridad donde lo acompañan convictos por terrorismo.

En la misiva de siete páginas, escrita en inglés, firmada con su nombre “Joaquín Guzmán L.”, sin el mote «El Chapo», recordó que es un mexicano de 64 años extraditado de México a Estados Unidos en enero de 2017.

Guzmán Loera, quien en años pasados escapó a través de un túnel de una prisión de máxima seguridad en México, dijo que ahora está bajo “revisiones constantes dentro de su celda, cámaras de vigilancia hasta en el sitio en donde conversa con sus defensores legales y un análisis minucioso de las cartas que ha escrito, son algunas de las medidas que toma el gobierno para evitar que se fugue. Debido al trato en ADMAX ahora yo padezco dolores de cabeza, pérdida de memoria, calambres musculares, estrés y depresión”, agregó.

Asimismo, subrayó que el trato que recibe en dicho lugar es cruel e injusto, y que en consecuencia estaba sufriendo problemas psicológicos y de salud.

“Yo rezo para que esta corte intervenga”, sentenció El Chapo que se victimizó.

Contó que, al llegar a ese penal, le permitían salir a una jaula en el patio de 9 a 10 horas por semana, pero desde diciembre de 2019 ese tiempo se redujo a 3 horas o nada. Esa jaula de 10 por 10 pies es el único lugar donde puede ejercitarse.

El gobierno tampoco le permite tener contacto con otros reos, limita sus llamadas telefónicas a cuatro familiares (su madre, su hermana y sus hijas gemelas), impide que los guardias hablen con él y acude esposado de pies y manos a un salón donde lo visita su abogada Mariel Colón Miró.

Esas son las estrictas reglas conocidas como Medidas Administrativas Especiales o SAMs, que imponen a reos peligrosos para evitar que hagan más daños a la sociedad y se aplican principalmente a terroristas.

“Estoy descartado de tener cualquier contacto verbal o comunicación con otros presos. No tengo contacto humano, más que cuando los guardias ponen y remueven mis grilletes”, agregó.

Guzmán alegó en su declaración jurada que ni si quiera cuando solicitó atención médica le hicieron caso ni fue atendido. Contó cuando, en julio del 2021, durante la pandemia de covid-19 y los brotes eran severos en todo el mundo, él comenzó a toser “incontroladamente”, tenía el pecho congestionado y aun así nunca recibió tratamiento médico.

“He sufrido mucho estando en confinamiento solitario. Mi presión arterial se ha elevado, llevando a dolores de cabeza y ansiedad. A veces olvido cosas”, señaló.

Además, se quejó de que le sirven poca comida y constantemente se queda con hambre, además de tener un trastorno del sueño porque despierta después de la medianoche ocasionado por el calor de la ventilación que es “extremadamente” fuerte y sale cada quince minutos entre cuatro y cinco veces.

Eso, apuntó, ocasiona que su corazón comience a latir rápidamente, elevando su presión arterial.

Aunque yo no comparto una celda y estoy dentro de mi celda 24 horas al día, funcionarios de la prisión entran a mi celda varias veces por semana para hacer registros de mi rutina, cuando ellos mueven y tocan todas mis pertenencias”, detalló.

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