Durante la emergencia sanitaria por COVID-19 los niños han estado sometidos a cambios importantes en su rutina familiar, educativa y de esparcimiento, lo que genera ansiedad.
Después del confinamiento podrían presentarse casos de obesidad infantil; por lo tanto se deberán reforzar los servicios de medicina preventiva en primer nivel, detectar a todos los niños con este padecimiento y trabajar en forma integral la familia, la escuela y los servicios médicos para evitar complicaciones como diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
El área médica del Instituto Mexicano del Seguro Social está consciente del impacto emocional y psicológico que puede tener según la etapa del desarrollo del niño y como haya vivido esta situación con su familia, de ahí que una parte central de su estrategia sea mantener y salvaguardar el bienestar físico y mental de estas nuevas generaciones que se verán marcadas por la emergencia de salud a nivel mundial.
Cabe destacar que desde mucho antes de la pandemia se tiene el antecedente del sedentarismo y obesidad en la población infantil y las repercusiones que conllevan a la salud, como diabetes e hipertensión, y que este tipo de padecimientos incrementan el riesgo de presentar síntomas graves de la infección por SARS-Cov 2.
Se recomienda una que vez que los niños retornen a sus actividades escolares, tanto maestros, como en las unidades de primer nivel de atención deberán identificar los determinantes familiares y psicosociales del confinamiento con relación a su alimentación.