Llega un nuevo Día Mundial del Agua con pronósticos desalentadores: para 2025 dos tercios de la población total sufrirá por el líquido vital
Algunas de las teorías científicas más complejas sugieren que el agua es el origen de la vida. Sin la presencia de este elemento, posiblemente no existiría la humanidad o al menos no como la conocemos. En algunas culturas, como la de oriente, incluso es un elemento sagrado, por ello resulta difícil creer que el ser humano ha ignorado su importancia y se esmera en desperdiciarla de cualquier forma posible, a pesar de que la disponibilidad para el consumo es mínima y en algunas latitudes mueren por su ausencia.
Tal como ocurrió el año pasado con “Agua y desarrollo sostenible”, para este 2016 la leyenda elegida por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) fue “Agua y trabajo”, lema ad hoc para promover la importancia del agua dulce a nivel mundial, así como el uso responsable de este recurso, en medio de un panorama desolador que apunta a la escasez mundial.
A pesar de la importancia que tiene su gestión de forma sostenible, el Día Mundial del Agua es una celebración relativamente joven. Todos surgió el 22 de marzo de 1992, durante una Conferencia de la ONU sobre el medio ambiente, donde salieron a relucir los problemas vinculados con el líquido y las medidas necesarias para cuidarla mediante acciones coordinadas.
En ese momento se estableció que desde 1993 se llevaría a cabo dicha celebración y se instó a los Estados miembros a fomentar su conservación y buena administración, mediante actividades lúdicas y educativas. De esta forma, se buscó que fuera una fecha dedicada a conocer más a fondo las problemáticas del agua y poder tomar mejores decisiones a futuro.
El problema de su disponibilidad a nivel mundial, es uno de los tópicos que justifican la creación de este día. Por ejemplo, pocos saben que aproximadamente una de cada 10 personas en todo el orbe no cuenta con un acceso seguro al agua. Y es que del total de agua que hay en el planeta, poco más del 3 por ciento es agua dulce y casi dos tercios se encuentra escondida en el hielo polar y los glaciares, situación preocupante cuando al año se requieren cerca de cuatro billones de litros.
Por ello no resulta extraño que la propia ONU haya alertado recientemente que para el año 2025, aproximadamente mil 800 personas podrían enfrentar escasez total de agua, mientras que sólo un tercio de la población total del mundo, estaría libre de preocupaciones en torno a su disponibilidad.
En el caso de México, un estudio del World Resources Institute (Instituto de Recursos Mundiales) publicado el año pasado, apunta que para el año 2040, un total de 33 países sufrirán de estrés hídrico por falta de agua, nuestro país ocupa el número 34 y se estima que podría sufrir casi un 80 por ciento de escasez.
Para dimensionar mejor la problemática en México, datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), indican que en las urbes se desperdicia alrededor de 40 por ciento del agua, debido a fallas en las redes de abastecimiento, así como en las redes domésticas.
