El Nahuatl del predio de Atizapán

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Sobre la calle Lic. Adolfo López Mateos, hay un predio, donde anteriormente estaba lleno de árboles, la maleza era muy tupida, prácticamente era una pequeña selva en pleno centro de Atizapán, los principales árboles eran fresnos, árboles del Perú (piru), magueyes pulqueros, flores silvestres, daba miedo meterse ahí por la gran cantidad de arañas y víboras, que ahí habitaban.

Antes del año de 1970 la calle principal que va de Nicolás Romero hacia la Cd. de Tlalnepantla era de terracería, después de este año pavimentaron y se “modernizo” Atizapán, pero el predio siguió intacto, en ese lugar, en esos años se construyó la segunda escuela primaria del municipio Vicente Guerrero, la Dr. Mariano Gerardo López había sido la primera escuela con edificio propio en Atizapán, hay que recordar que anteriormente se había tenido la Primaria “Emiliano Zapata” con salones regados en el centro de Atizapán.

De este predio se cuentan numerosas leyendas, como la del muerto y otras, pero la que mas se conocía era la del nahual que ahí habitaba, y que algunas personas de Barrio Norte aún recuerdan, según la persona que nos lo contó fue el ingeniero Jorge Barrera Vázquez, vecino de la colonia Barrio norte, nos dice que un hermano suyo en 1975 tenía 18 años de edad, en ese entonces trabajaba de mesero en el restaurante “La Diligencia” por el rumbo de Tlalnepantla, salía de trabajar como a las 1 ó 2 de la mañana, y llegaba a su casa ya muy entrada la madrugada, siempre llegaba a su casa de Barrio Norte acompañado de otro compañero que trabajaba en el mismo lugar, al pasar por ahí, oían como mugía un animal, era como de un toro, por lo que estaban pendientes que no fuera a salir, varias veces pasó el mismo episodio hasta que un buen día no se quedaron con la tentación y armándose de valor, entraron un poco al predio, buscaron entra la maleza esperando encontrar al animal, pero no veían nada, lo mismo paso al día siguiente y en varias ocasiones hasta que en una incursión que hicieron mas adentro, vieron la figura como de un perro grande como del tamaño de un toro, su color era negro, la cabeza no era de perro sino de lobo o coyote, ojos brillosos, como lumbre, mugía como un toro, las patas tenían grandes pezuñas, casi no se movía.

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Pero en nahual los miraba fijamente, de momento se quedaron paralizados y como si se hubieran puesto de acuerdo, dieron la vuelta y salieron despavoridos corriendo calle arriba, el animal los seguía a cierta distancia, no se acercaba ni se alejaba, los muchachos ya cansados seguían corriendo hasta que al llegar a la Iglesia de San Francisco, tal como se acercaban a la iglesia el animal se fue desvaneciendo hasta que desapareció.

Pasaron varias veces después de ese episodio al salir de trabajar y solo oían los ruidos como de un animal amarrado, pero ya no se metieron a investigar, luego uno de ellos se compró su coche y ya no pasaron mas por el lugar, en esos años se construyó la primaria Vicente Guerrero, el predio donde vivía el nahual desapareció y con eso la leyenda que aun hoy en día es conocida por la gente grande que aun vive..

Fuente : Facebook, René Rodriguez Vasquez

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