De sus ojos salieron lagrimas de sangre. Es la imagen del Niño Jesús, pero de piel morena y que lleva el sobrenombre de Ezequiel, uno de los Siete Arcángeles de Dios (de acuerdo a la religión católica) y cuya sangre resbaló y manchó su vestidito.
Esto ocurrió entre las 9 a 10 de la mañana del pasado 14 de abril, en el altar de los Siete Arcángeles que estaban representados por las imágenes del Niño Jesús en la casa de la señora Catalina Quiroz Montaño.
Las siete imágenes eran cuidadas por su nieto José Javier Canto Galicia, un joven entusiasta que le gustaba platicar, regañar o darles dulces a sus Niños Dios.
Incluso, le ponía juguetes para que “pudieran entretenerse”.
Un día antes de que José Javier, se diera cuenta de que su Niño Ezequiel llorará sangre, su padre José Rodolfo Canto Quiroz, de 50 años de edad, sufrió un accidente; fue atropellado por una camioneta que le lesionó la cabeza y un brazo.
Ese día, 13 de abril, la abuela Catalina Quiroz y su nieto, José Javier, se desvelaron, ya que estuvieron pendientes de que su padre, fuera curado de sus heridas.
Al día siguiente, José Javier, no se pudo levantar de su cama para irse a trabajar, incluso, le fue imposible despertar a pesar de que su mamá le insistía en levantarse, para desayunar.
Entre sueños, empezó a escuchar que los juguetes de sus Siete Niños Dios (sus Siete Arcángeles) se movían, pero no podía abrir los ojos. Los ruidos aumentaban y también se escucharon risas de niños.
En la casa ubicada en el número 35 de la calle Francisco I Madero del pueblo de la Magdalena Atlicpac, no había niños jugando, todos se habían ido a la escuela.
De pronto, José Javier, pudo abrir los ojos y corrió a ver el origen de los ruidos de juguetes y de la risa de los niños.
Pero se quedó pasmado cuando vio que entre sus Siete Arcángeles, el de piel morena, a quien llamaba Ezequiel, le salían lágrimas de sangre que resbalaban hacia su pequeño vestidito.
El muchacho bajo corriendo, aún descalzo para avisarle a la abuela lo que había visto.
“Pensé que había quebrado algunos de sus Niños”, dijo su abuela Catalina Quiroz Montaño, pero al acudir a ver el altar, también vio las lágrimas de sangre.
De inmediato, notificó de este hallazgo al sacerdote del pueblo de la Magdalena Atlicpac, quien acudió de inmediato, incrédulo de que le habían informado.
Sin embargo, cuando pidió el vestido para analizar las manchas hemáticas, vio que las lágrimas de sangre fluía de los ojos de la imagen.
Convencido de lo que había visto, se desistió de llevar a analizar el vestidito manchado y pidió rezarle y hacerle una novenario a la imagen del Niños Dios, del Niño Ezequiel.
Asimismo, el 30 de abril se le hará una fiesta al Niño Ezequiel, por ser Día del Niño, a petición del mismo sacerdote.
La abuela Catalina Quiroz y su familia mantienen abiertas las puertas de su casa para todas aquellas personas que quieran visitar al Niño Ezequiel que lloró lágrimas de sangre, incluso, se mantienen abiertas hasta las 11 o 12 de la noche.
“Nosotros nos podemos negar que entren a ver al Niño Ezequiel, algunos nos comentan que han visto que sus ojos se mueven o su manita derecha, pero a nosotros no nos consta”, dijo la abuela.
Además, tampoco saben el significado de sus lágrimas de sangre y los motivos, solo existe el antecedente de que un día antes, su hijo fue atropellado en una avenida del pueblo de la Magdalena Atlicpac.
Otra coincidencia, es que el 30 de abril, día en que se le hará una fiesta al Niño que llora sangre, casualmente, la abuela Catalina Quiroz, cumplirá 70 años de vida.