El obispo católico de Pittsburgh (EE.UU.), David Zubik, afirmó hoy que no tiene intención de dimitir pese a que aparece como uno de los supuestos encubridores dentro de la Iglesia de los casos de abusos sexuales a menores recogidos en un informe de un jurado de la Corte Suprema de Pensilvania.
“Hemos seguido cada paso que necesitábamos seguir en nuestra respuesta a las víctimas”, dijo Zubik, en declaraciones a la cadena de televisión ABC.
En ese sentido, aseguró que desde que él se convirtió en obispo de Pittsburgh en 2017 han escuchado “cuidadosamente” a las víctimas, han retirado a sacerdotes de su ministerio, han entregado las denuncias a los fiscales y han informado a sus parroquianos, entre otros.
Todas esas medidas, subrayó, “van en contra de los pasos que exigen mi dimisión”.
Zubik indicó que entiende la rabia de las personas que hayan leído el informe del jurado, publicado el martes: “Yo también siento rabia”, apuntó.
En ese sentido, aseguró que “hoy la Iglesia de Pittsburgh no es la misma que la Iglesia descrita en el informe del gran jurado”.
La Corte Suprema de Pensilvania publicó esta semana un informe de un jurado que documenta 300 casos de “sacerdotes depredadores” sexuales en seis de las ocho diócesis del estado, tras investigar denuncias de abusos de menores, y en el que identifica a 1.000 víctimas desde 1940.
En el documento, el jurado critica que todos los casos fueron dejados de lado por los líderes de la Iglesia “que prefirieron proteger a los abusadores y a la institución, sobre todo”.
El informe documenta abusos en seis diócesis de Pensilvania: Greensburg, Erie, Scranton, Allentown, Harrisburg y Pittsburgh.
Durante la entrevista de hoy, Zubik fue preguntado por las afirmaciones de una de las víctimas, que señaló que la diócesis de Pittsburgh le había ofrecido pagarle los estudios a cambio de su silencio tras una conversación con este obispo.
Zubik dijo que el supuesto agresor había fallecido cuando la víctima alegó haber sufrido abusos, y destacó que desde 2002 su diócesis no hace acuerdos de confidencialidad.
“Necesitábamos ser capaces de afirmar si ese supuesto comportamiento había ocurrido o no -indicó-. Y eso fue parte de la discusión que tuvo lugar en ese caso particular”.
La mayor parte de los casos recogidos en el informe son anteriores al año 2000 y son demasiado antiguos para ser juzgados.
El Vaticano ha calificado de “criminales” los abusos descritos en ese texto y ha considerado que “debería haber asunción de responsabilidad” por parte de los que los cometieron y de quienes los “permitieron”.