Luego de diez años de que comenzara la llamada guerra contra el narcotráfico – estrategia  que fue planteada por el entonces presidente de México, Felipe Calderón – los elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), piden regresar a los cuarteles, pues en palabras del mismo titular de las fuerzas armadas, Salvador Cienfuegos, dicen “no estudiamos para perseguir delincuentes”.

En conferencia de prensa, Cienfuegos expresó su voluntad para retirar a los soldados de las calles y dice soy el primero en  “levantar no una sino las dos manos a que nos vayamos a hacer nuestras tareas constitucionales”.

“Nuestros soldados ya la están pensando si le entran a seguir enfrentando a estos grupos con el riesgo de ser procesados por delitos que tengan que ver con derechos humanos o a lo mejor les conviene más que los procesemos por no obedecer”, añadió el titular de la Sedena quien además exigió a senadores aprobar el marco jurídico que regule la actuación de los militares en tareas de seguridad, pues necesitan un respaldo legal.

Lo anterior parece ser una clara evidencia de que la estrategia para combatir el narcotráfico está fallando, además de que los pronunciamientos de Cienfuegos dejan en entrevisto que realmente los soldados han cometido violaciones a los derechos humanos, ya sea que se trate de desapariciones forzadas, torturas para obtener confesiones y otros ilícitos que han quedado impunes ante la falta de una legislación que contrarreste el dilema.