En pleno festejo de su cumpleaños número 65, el político tabasqueño y líder nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador afirmó que el proceso electoral del 2018 será su última contienda por la presidencia de México.
En un texto publicado en su cuenta de Facebook, sostuvo que de perder por tercera ocasión su plan B será irse “literalmente a La Chingada”, y se dedicaría a dar clases y escribir.
“Si el pueblo de México se manifiesta en 2018 por un cambio de fondo y me da su confianza, vendría a la quinta como ahora, de vez en cuando; pero si la mayoría de la gente dice que no me quiere gobernando o los de la mafia del poder nos lo impiden, entonces sí me iría literalmente a La Chingada. Es mi plan B: refugiarme en este lugar maravilloso”, dijo en referencia a su rancho, que heredó a sus hijos.
El político dijo que desde el 2015 dio a sus hijos su testamento político, porque ya no tiene ningún bien material, ni tarjetas de crédito, ni de cheques.
“En 2015, manejando un vehículo en el camino de Palenque a Villahermosa, con Beatriz y mis cuatro hijos, les dicté mi testamento político que ya obra en manos de un notario (…) en otras ocasiones, he explicado que nunca me ha interesado el dinero, aunque por respeto a las personas, no dejo de recalcar que no todo el que tiene es malvado”, precisó.
En cuanto a su quinta La Chingada, en donde buscará refugiarse de perder la contienda del 2018, ya fue entregada a sus hijos.
“En 2015 entregué a mis hijos la Quinta La Chingada, heredada de mis padres: a Jesús le toca la casa y 4 mil metros cuadrados; a José Ramón, Andrés Manuel y Gonzalo Alfonso, una superficie de 2 mil 500 metros cuadrados a cada uno. Cuando les informé a mis hijos grandes que al Jueche le quedaría la casa de sus abuelos, porque no había recibido nada, ninguno se disgustó, son buenos de verdad”, escribió.
Andrés Manuel insistió en que de perder la elección del 2018 se dedicaría a leer, escribir y dar clases porque “de algo tengo que vivir”.
“En fin, si desgraciadamente nos va mal en el 18, seguiré sembrando plantas e ideas hasta que fallezca, pero no volvería nunca más a ser candidato a nada. Diría: quise ser como Juárez, Madero y Lázaro Cárdenas, y no pude o no supe hacerlo”.
“Mientras viva, no dejaré de luchar por la justicia y por la auténtica democracia, pero me retiraré del protagonismo político para así, con humildad y arrogancia, al mismo tiempo, poder decir a mis adversarios y a quien quiera oírlo, “ya ven, no soy un ambicioso vulgar”. Sólo me importa estar bien conmigo mismo, con mi conciencia, con el prójimo, con la nación y con la historia”, apuntó.