Policía Federal enfrenta a marinos y entrega al ‘Chapo’

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“¡Nos entregan al ‘Chapo’ o va a haber consecuencias..!”, amenazó el jefe del grupo de la Marina a Nicolás González Perrín, delegado de la Policía Federal en Sinaloa, en el hotel Doux de Los Mochis el viernes 8 de enero, pero se topó con un férreo defensor de sus subalternos, quienes se aferraron a sus detenidos en todo momento. No valieron presiones y conatos de enfrentamiento entre marinos y federales en todo el traslado a la Ciudad de México.

“¡Tenemos que presentarlo nosotros ante el Ministerio Público; nosotros lo capturamos..!”, respondió el delegado de la Policía Federal, al tiempo de señalar a sus cuatro compañeros custodios de Joaquín Guzmán Loera y Jorge Iván Gastélum “El Cholo Iván”.

“Lo vamos a trasladar en un helicóptero y un avión de la Secretaría de Marina”, ordenó el militar, mientras González Perrín, celular en mano, checaba el estatus del vuelo del avión de la Policía Federal que despegó de la Ciudad de México una vez que los captores dieron aviso al delegado y este al centro de mando en la capital.

“También nosotros tenemos un avión para trasladarlo”, reviró Perrín al marino, pero dos horas de vuelo es mucha espera y en común acuerdo se trasladó el contingente de la Semar, la PF y los delincuentes al aeropuerto de Los Mochis. La tensión aumentó y dio pie a otro enfrentamiento verbal al pie de la aeronave.

Hasta lo imposible hicieron los marinos por dejar abajo a los policías federales, pero no cedieron ni soltaron al “Chapo” en ningún momento, sin embargo, el cupo limitado obligó a la negociación: Viajaría uno de los policías captores y el delegado de la PF al lado del capo más buscado del mundo; el segundo policía se quedó en Sinaloa.maxresdefault16-1024x576

En pleno vuelo exigieron a los policías apagar sus teléfonos celulares, no obstante, el protocolo habla de apagar y decomisar los aparatos de comunicación a los detenidos, así que Perrín y su compañero estuvieron comunicados en lo que permitió la interferencia y el alcance.

Pero un acuerdo no se cumplió; la aeronave aterrizó en el hangar de la Secretaría de Marina; de ahí partieron al de la PGR para la conferencia de prensa con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, la procuradora Arely Gómez González, los titulares de Semar y Sedena, Vidal Soberón y Salvador Cienfuegos, y el comisionado nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia. Al final despegó un helicóptero rumbo al penal del Altiplano.

La Policía Federal de Enrique Galindo Ceballos entregó a Joaquín Guzmán Loera al Ministerio Público en la Ciudad de México.

En la cruzada para recapturar al narcotraficante más buscado del mundo habría que recapitular la gestación de la Policía Federal en estos tres años para entender la obstinación de los cinco policías, la templanza de dos elementos de la división Federal de Caminos para resistir, primero, la oferta millonaria del líder del cártel de Sinaloa y, posteriormente, la amenaza del baño de sangre en el rescate.

Esta vez no fueron 11 años; seis meses pasaron de la fuga del penal del Altiplano hasta el 8 de enero; ese mismo día, los dos policías de Galindo Ceballos y sus familias fueron reubicados por seguridad.

En el historial de uno de ellos se encuentran amenazas del grupo delictivo Los Zetas en Nuevo León por su posición clave en operativos que desarticularon la red delincuencial. Una vez que el agente regresó al DF llegaron sicarios a cazarlo sin éxito. Fueron capturados.

Los dos federales de caminos, cuyos nombres se omiten por seguridad, estuvieron el 22 de diciembre, 17 días antes de la recaptura del “Chapo”, con el Presidente Enrique Peña Nieto, el titular de la Segob, Miguel Ángel Osorio Chong, el de la CNS, Renato Sales Heredia, y el comisionado de la Policía Federal, Enrique Galindo Ceballos, en el Auditorio Nacional. Recibieron reconocimientos por antigüedad, valor y dedicación entre 700 compensados con estímulos en el conglomerado que reunió a 10 mil elementos de la corporación.

Esa solidez trae a cuestas procesos de selección, capacitación, confianza en la corporación como proyecto de vida y el cumplimiento de expectativas.

Resistir cañonazos de 50 mil pesos, parafraseando al general Álvaro Obregón, no es casualidad; es compendio de tiempo, dedicación, esfuerzo y capacidad. Negarles a los policías federales la recaptura de criminal más buscado del mundo es indigno. Hizo bien Nicolás González Perrín en defender el honor de los suyos, qué carajo.

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