Cuando un extranjero viene a nuestro país, antes de probar cualquier cosa, suele preguntar: “¿pica mucho?” y nosotros (como mexicanos, que somos) contestamos, “pues… normal”.
El chile es parte de nuestra alimentación y de nuestra vida diaria. Y aunque algunos no lo crean, existen razones específicas por las que nos gusta tanto:
Está científicamente comprobado
Según un estudio del Instituto Politécnico Nacional, el picante es “adictivo”. Ya que provoca una fuerte descarga de endorfinas, lo que causa una sensación placentera. Podría sonar masoquista pero es ciencia pura. Los efectos secundarios que produce en tu cerebro, es lo que te anima a comer más.
Es cultural
El chile, junto con el maíz y el frijol, fueron de la primeras especies domesticadas de todo Mesoamérica y desde tiempos prehispánicos era parte de nuestra alimentación.
También te puede interesar: El chef Enrique Olvera tendrá su propia serie de Netflix
Lo comemos en todas partes
A medida que pasa el tiempo, lo ingerimos cada vez más y más. Ahora no nos limitamos a las salsas o platillos salados, es muy común encontrarlo en helados, pasteles y bebidas. De hecho, como mexicanos, nos resulta difícil imaginar platillos de otras culturas como el sushi, la pizza o las hamburguesas, sin picante.
También te puede interesar: Ingredientes emblemáticos mexicanos de Milpa Alta
Es medicinal
Más allá de la tradición culinaria, el chile se utilizaba (y se sigue usando en varias regiones del país), para aliviar dolores como: la fatiga, rinitis y problemas reumatoides, gracias a su efecto analgésico.