Desde hace tres décadas aproximadamente, Quintana Roo ha sido utilizado por los cárteles del narcotráfico de Colombia y México como un trampolín para el cruce de droga proveniente de Suramérica, cuyo destino final es Estados Unidos.
El principal estado del caribe mexicano es utilizado como centro de operaciones de bandas del crimen organizado, refugio de jefes del narcotráfico, paraíso fiscal para el blanqueo de capitales y sigue siendo la puerta de entrada para la droga ilícita que llega a territorio mexicano por aire, mar y tierra, ante la omisión y complicidad de todas las autoridades federales, estatales y municipales.
Ahora se ha conocido que durante los últimos años se han incrementado las acciones de violencia entre los cárteles de Los Zetas y del Golfo, que se disputan el control del trasiego de droga y otras actividades ilícitas en esa entidad, principalmente en los municipios de Benito Juárez (Cancún) y Solidaridad (Playa del Carmen), ubicados en la zona Norte de la entidad.
Durante años, Los Zetas habían tenido el control del tráfico de drogas en la zona Norte, pero la violencia se desató cuando el Cártel del Golfo aumentó su presencia.
Otro grupo de delincuentes es el Cártel de Los Pelones, que originalmente formaban parte del grupo de Sinaloa, pero hace algunos años se escindieron y empezaron a operar de manera independiente.
La violencia se está expandiendo del norte y sur del estado de Quintana Roo, afectando ya a su crecimiento económico, los altos índices de inseguridad, ha comenzado a inhibir la inversión, lo cual perjudica la productividad, el comercio y la generación de empleos. Asimismo, los negocios son víctimas de extorsión y robos.
Las autoridades lo único que hacen es ocultar la situación real del estado. Respecto a la prensa, aquí ni siquiera llegan los periódicos nacionales. Es una manipulación tremenda. Lo que se ha sabido sobre el ex Gobernador Roberto Borge [acusado de corrupción] todos lo sabíamos, pero ningún periódico lo comunicaba; son puras alabanzas al gobierno estatal, señalan los afectados en esta entidad.
Cerca de las 02:30 horas de este lunes, un “sicario” solitario llegó al emblemático club de playa Blue Parrot, célebre no sólo por sus interminables fiestas, sino porque es señalado como referencia inequívoca de los sitios de venta de droga en el centro de la zona turística de Playa del Carmen, el llamado Corazón de la Riviera Maya.
A esa hora, decenas de personas disfrutaban de la clausura del BPM Festival, con la actuación de 12 representantes de la música electrónica, incluidos Jamie Jones, The Martinez Brothers, Hot Since 82 y Hector.
De pronto, aquel hombre se encargó de arruinar la fiesta y comenzó los disparos. Cinco personas perdieron la vida, tres de ellas extranjeras, y otras 15 resultaron heridas.
Según la versión oficial del gobernador Carlos Joaquín González –ofrecida a pocas horas del hecho y a través de la cuenta de Facebook de su administración–, el móvil fue por “conflictos de intereses entre dos individuos”, lo que demuestra la existencia de grupos delictivos en el estado.
La tragedia se convirtió en el mayor ataque contra un establecimiento para turistas, no sólo de la Riviera Maya, sino de Quintana Roo.
De acuerdo con informes del titular de la Fiscalía General del Estado (FGE), Miguel Ángel Pech Cen, el agresor –aún no identificado–, llegó al Blue Parrot y abrió fuego a discreción.
Aunque personal de seguridad del lugar respondió al ataque también a tiros, el atacante resultó ileso. En el lugar murieron cuatro elementos del staff del BPM Festival, incluso el supervisor del evento.
En medio del tumulto, algunos cayeron y recibieron golpes y pisotones de otros parroquianos que corrían para salvar sus vidas.
Por la mañana, el fiscal Pech Cen detalló que de los cinco muertos en el ataque, cuatro eran del staff del BPM Festival y estaban armados. Detalló que uno era canadiense, otro italiano y otro colombiano, aunque más tarde rectificó que este último era originario de Veracruz.
El funcionario identificó a los fallecidos como Kirk Wilson, de Stoney Creek, Canadá, quien era supervisor de seguridad del BPM en el Blue Parrot; Daniel Pessina, originario de Italia, y Rafael Antonio Peñalosa Vega, de Veracruz, quien aún con vida fue trasladado al hospital del IMSS de la localidad, pero más tarde murió.
Después de la masacre y de las declaraciones de las autoridades en redes sociales, usuarios desmintieron a las autoridades sobre la inexistencia y denunciaron la venta de drogas en Playa del Carmen.
Va uno por la calle, contó uno de ello, y te ofrecen mariguana cocaína o mujeres. “El cobro de piso a taxistas y negocios, la colusión de la autoridad y la trata de personas también son descaradas. En el Blue Parrot le aseguro que hay venta de droga”.
Un español que vive en México desde hace unos años había ido de vacaciones a Playa del Carmen hace una semana. Estuvo justo en la calle 12. Ha ido “unas veinte veces” a la zona Riviera Maya.
“Playa del Carmen, como toda zona de turismo playero y fiesta loca, tiene vicio, prostitución y drogas por todos lados. Pero últimamente también se habla de extorsiones a los negocios, de violaciones… La mayoría de la gente vive ajena a esto, pero se sabe que ocurre. Hay algo que antes no se veía. En la playa, junto a los turistas, suele haber seis o siete jóvenes morenos parados mirando vigilantes y con gesto desafiante, como esperando a que alguien se despiste para robar… El ambiente está mucho más viciado”, escribió en su sitio.