Adiós a Texcoco se inicia el desmantelamiento de una visión de gobierno, con la cual se pensó que se podría tener un país sin monopolios y con obras de infraestructura de primer mundo.
En cualquier país del mundo los gobiernos llegan con una visión, para lo cual alinean todo su plan de gobierno. El gobierno saliente había planteado un México futurista, de corte internacional, con las grandes reformas que los grandes grupos de poder habían detenido por años y una serie de obras icónicas que también habían estado detenidas durante un largo periodo: un tren a Querétaro, uno a Toluca y un aeropuerto que igualara a México con las capitales más importantes y modernas del mundo.
México empezó a progresar, esta visión y los beneficios del tratado de libre comercio nos ubicaron en un contexto geopolítico muy importante, nos empezamos a hablar de frente y al mismo nivel con Estados Unidos, se lograron las reformas y el país se volvió más atractivo, pero además de que se lastimaron muchos intereses internos, fuera de México se vino una ola de nacionalismos y radicalismos muy grandes.
Trump llegó al poder en Estados Unidos, Putin se reeligió, surgió el nacionalismo francés, los ingleses salieron de la Comunidad Europea vía Brexit; mientras tanto, China se consolida. Esta situación se replica en América Latina, Venezuela entra en crisis y qué decir de Nicaragua, Honduras, Perú, Bolivia, además, un extremista llegó al poder en Brasil. Ya no importa si llegan con bandera de izquierda o derecha, mientras más avanza internet, mientras hay más información, más sufren los sistemas democráticos. Además de la cancelación de Texcoco, amanecimos con la noticia de que Angela Merkel deja la política, la pregunta que queda en el aire es: ¿qué pasará en Alemania?
Con las decisiones que se están tomando, cancelar Texcoco, empoderar a la CNTE y a diferentes personajes que están regresando del pasado al poder, queda claro que se tira a la basura esa visión de un México insertado en la globalización y vuelve a ser el patio trasero de Estados Unidos y de los grandes líderes de una pobre América Latina, lo que nos convierte en objetivo de los migrantes de la región.
Las primeras reacciones del mundo ante esta decisión han sido de una total desconfianza, lo que pone a México en un tobogán de incertidumbre, duda por parte de gobiernos, inversionistas extranjeros y nacionales, así como los empresarios, que ya expresaron su molestia por la decisión, el proceso y la consulta.
Por lo que se puede apreciar, ya no nos interesa la gran infraestructura, el turismo, el concierto internacional. Es seguro que se abandonen también los grandes eventos internacionales y la promoción de México en el extranjero, es decir, se renunció a una visión y todo irá a la basura.
Como último acto, se podrá rescatar el negocio del aeropuerto gracias a los empresarios que se quieran quedar con él, sin embargo, la visión de un México primermundista está completamente perdida, bienvenida una visión adecuada para la preguerra o para la guerra fría.
Blog: El Marco del Poder
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