Río Lerma, sinónimo de mal olor y contaminación

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Las malas condiciones, los altos índices de contaminantes y el mal olor del Río de Lerma fueron motivo de un fotoreportaje realizado por Greta Díaz González Vázquez para Vice.

 

El fotoreportaje publicado el 9 de abril en http://www.vice.com destaca que para la ciudad de Toluca y los alrededores, el Río Lerma es sinónimo de mal olor y contaminación. Hace algunas décadas, antes de que comenzara la migración capitalina a Toluca, el Río Lerma era uno de los lugares para visitar durante fines de semana. La gente caminaba a orillas del río mientras disfrutaba del paisaje de árboles llorones y de la flora que incluía patos mexicanos, ajolotes, polla acuática y charales que eran pescados por los lugareños.

 

González Vázquez, realizó un recorrido a pie por cinco horas a la orilla del Río Lerm,a donde se encontró con todo tipo de desechos en el río: llantas, pañales, garrafones de agua, juguetes viejos y grandes cantidades PET. A pesar de haber mucho desperdicio material, lo más preocupante es el desperdicio que no se puede ver pero sí oler.

 

El corredor industrial Toluca-Lerma tiene alrededor de 500 fábricas, las cuales generan aguas residuales que contienen sustancias químicas como mercurio y plomo; a esto hay que sumarle una gran población agrícola que vive alrededor del río. A lo largo de todo el cuerpo de agua, la concentración de gas metano busca liberarse y lo logra mediante un sinnúmero de burbujas que rompen la superficie del agua al escapar.

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El Río Lerma ha cambiado las actividades de la gente que vive a su alrededor. Los campesinos han abandonado sus siembras debido al alto grado de contaminación del agua. Niños y mujeres recogen la basura reciclable que encuentran para después venderla por kilos. Algunas personas usan cubrebocas al acercarse al río. Muchos no dejan que su ganado paste a orillas del río, porque implicaría contaminar el producto; por otro lado, el ganado de muchos otros también se niegan a comer aquél pasto contaminado.

La reportera de Vice, platicó con personas que viven en las zonas cercanas al río, como Felipe Villar, conocido como El Cien. Felipe y su familia viven en San Mateo Atenco y han visto cómo ha cambiado el río a través de los años.

El Cien le contó que, a pesar de que diversos políticos locales han prometido en sus campañas electorales la recuperación aquel espacio recreativo, en el río se avientan escombros, basura y hasta cadáveres de perros. Felipe es un ejemplo perfecto de cómo la contaminación ha afectado las actividades de los lugareños: anteriormente sembraba para consumo personal, ahora ya no confía en que esas verduras crecerán libres de contaminación; sin embargo se ve forzado a seguir sembrado para poder vender y así tener ingresos para comprar otro tipo de comida.

 

Desde hace algunas décadas, no hay nada que anuncie la llegada a Toluca desde la Ciudad de México como la peste que logra colarse en todos y cada uno de los automóviles que transitan por Tollocan; todos sabemos que cerrar las ventanas es un acto inútil ante el hedor del Río Lerma.

 

El fotoreportaje completo se puede consultar en: http://www.vice.com/es_mx/read/fotos-asi-se-ve-el-rio-lerma-tras-decadas-de-contaminacion

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