Roban motos de Domino’s y luego venden “pizzas piratas”

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Los repartidores entran al lugar y ya los están esperando entre cuatro y cinco personas para asaltarlos.

El robo de las motos de Domino´s pizza está bien planeado y cada vez son más comunes. Hacen un pedido grande y esperan cerca de 30 minutos a que lleguen los repartidores. Los citan en unidades habitacionales o calles cerradas.

Los repartidores entran al lugar y ya los están esperando entre cuatro y cinco personas. Dos con armas de fuego que no están cargadas o con armas blancas.

Les quitan el casco, la moto y el dinero que traen para dar cambio. Uno se sube a la moto y se la lleva. Al repartidor lo suben a un taxi y luego le piden que se aleje y lo amenazan que si regresa “le ponen en su madre”.

Lógicamente los que hacen el pedido son cómplices, pero si llegan a interrogarlos, ellos dicen que no tienen ninguna relación. Siempre será un domicilio diferente, hay algunos que lo hacen con teléfonos públicos.

Una vez robada la moto, le cambian las placas, le quitan con una lija el logo de Domino´s o la marca de pizzas que ellos decidan robar y después la usan para vender pizzas de manera clandestina, usando el nombre de la marca para que piensen que son ellos y aumenten las compras.

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Por lo regular, de acuerdo con testigos que fueron consultados por Letra Roja, los negocios tienen entre cuatro y cinco motos. Hay asaltantes que cobran 5 mil pesos para robar una moto. Y hay otros que cobran 300 pesos por rotular los cascos como los de Domino´s.

Otros roban motos privadas y las convierten en repartidoras. Los más honestos usan motos particulares y le adaptan la caja de atrás donde guardan las pizzas.

-Pizzas piratas- 

Las pizzas son hechas en casa, en realidad es muy barato hacerlas, gastan en promedio 80 pesos por cada una y las venden en 100 o 120 pesos. Sólo hacen hawaianas, algunos de atún o de falso peperoni. Hay otros que  las hacen la pura masa y le ponen tomate.

Cada vendedor debe engañar a cinco personas y hacer que le compren las pizzas. Les pagan 15 pesos por pizza vendida, algo así como 400 pesos a la semana, la mayoría son menores de edad.

Nunca las abren frente a las personas, sólo las ofrecen como una ganga. Los más hábiles cuentan una historia: “Me pidieron la pizza y no me la pagaron, la traigo de oferta porque sino la vendo me la van a descontar”.

Los que no saben, las compran. Y es que se ponen a vender afuera de cines, tiendas de autoservicio o plazas públicas donde hay mucha gente. Por lo regular no regresan en un buen tiempo. “Entre más fea esté la pizza menos regresan al lugar”.

Cada vez es más común verlos y nadie los detiene porque vender pizzas -aunque sean piratas o de mala calidad-, no es un delito.

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