La mano de Luis H. Álvarez hizo posible que el PAN llegara al poder presidencial en el año 2000

Hace instantes, se confirmó la muerte de Luis H. Álvarez, el padre del PAN moderno.

A mediados del siglo pasado, en los días de Manuel Ávila Camacho, los panistas eran vistos como “apóstoles de la democracia” o “místicos del voto”. Sin embargo, con la llegada de Luis H. Álvarez, se puso en marcha la política total; es decir, una estrategia para convertir al PAN en un instrumento en condiciones y con posibilidades de llegar al poder.

Es así que, mientras Luis H. Álvarez dirigió al PAN, el partido azul abrió sus puertas a sangre nueva. En ese momento, los panistas doctrinarios se mezclaron con los “bárbaros del norte” –grandes hombres de negocios–, y la dinámica del partido no volvió a ser lo que era.

Gracias a la influencia de Luis H. Álvarez, el PAN sumó figuras como Manuel Clouthier –candidato presidencial en 1988–, como Francisco Barrio –candidato al gobierno de Chihuahua en 1986–, o como el propio Vicente Fox, el primer presidente de la alternancia.

De hecho, la mano de Luis H. Álvarez hizo posible que el PAN llegara al poder presidencial en el año 2000.

No sobra recordar que Luis H. Álvarez aceptó legitimar la presidencia de Carlos Salinas de Gortari –quien llegó al poder en uno de los fraudes electorales más groseros en la historia reciente del país–, y fue así que con el respaldo del presidente –a través de las llamadas concertacesiones–, el panismo rebasó a la izquierda y fue el primer partido –distinto al PRI– en llegar al poder presidencial.

Sin la visión, la estrategia y las decisiones de Luis H. Álvarez, el PAN difícilmente habría llegado a la presidencia a inicios del Siglo XXI; el PAN difícilmente sería la segunda fuerza política a nivel nacional y el PAN difícilmente habría salido del apostolado democrático con que fue concebido por Manuel Gómez Morín en 1939.

De hecho, gracias a los acuerdos entre el PAN de Luis H. Álvarez y el gobierno de Salinas, en México se negoció una de las reformas políticas más importantes; la misma que sacó al árbitro electoral de la secretaría de Gobernación y lo acercó al órgano ciudadano que es hoy día.

Luis H. Álvarez también fue el responsable y promotor de candidaturas como la de Manuel Clouthier en 1988 y la de Vicente Fox en el 2000.

En pocas palabras, sin Luis H. Álvarez, el México de hoy, la alternancia en el poder presidencial y la consolidación democrática no habrían sido posibles.

Se fue un grande.

Descanse en paz.