“Soñadores” de Arizona emigran a otros estados para pagar la universidad

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Jóvenes inmigrantes amparados bajo el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) dejan Arizona en busca de mejores oportunidades de estudio en estados “más amigables”, por lo difícil que les resulta pagar matrículas en universidades y colegios comunitarios.

“En Arizona nos quitaron la posibilidad de pagar como residentes, nos cerraron la puerta para terminar una carrera. Un semestre estabas pagando como residente y de pronto al siguiente debías pagar como extranjero”, dijo a Efe la mexicana Emily Camacho, que en su día se acogió al programa de protección DACA, promulgado por la Administración de Barack Obama en 2012 y cancelado por la de Donald Trump el año pasado.

Camacho, que llegó a Arizona cuando solo tenía 5 años y ya ha cumplido los 20, tomó “la dura decisión” de dejar a su familia para continuar estudios de Administración de Empresas en St. Mary’s University, en San Antonio, Texas.

“Creo que si me hubiera quedado en Arizona solo hubiera podido tomar una o dos clases por semestre. Mis padres no pueden pagar por la educación de mi hermana y la mía”, sostuvo en entrevista telefónica desde Texas.

La joven indicó que las universidades privadas en Texas no tienen matrículas diferentes para estudiantes que no son residentes legales en el país y que por tal motivo los estudiantes con DACA como ella pueden pagar lo mismo que estudiantes locales.

Karina Ruiz, presidente de la Coalición del DREAM Act (acrónimo en inglés de Educación para Menores Inmigrantes Soñadores), señaló a Efe que la imposibilidad de pagar matrículas como residentes en universidades y colegios comunitarios está impactando duramente a los “soñadores” en Arizona.

“Simplemente, muchos no pueden pagar tanto dinero. Las opciones son muy pocas, pero de todas formas les estamos pidiendo que no se den por vencidos y que por lo menos continúen tomando una clase”, dijo Ruiz.

Tras una larga y dura lucha legal en las cortes, el pasado abril la Suprema Corte del Estado de Arizona dictaminó que los jóvenes estudiantes con DACA no tienen derecho a pagar matrículas en universidades y colegios comunitarios al mismo precio de los residentes del estado.

El fallo se produjo debido a una ley estatal aprobada por los votantes en 2006, que niega este derecho a todos aquellos no cuenten con un estatus legal en Estados Unidos, sin importar cuántos años lleven viviendo en Arizona o si se graduaron en escuelas secundarias locales.

La decisión de la corte triplicó de un semestre a otro el costo de una educación superior para los beneficiarios del programa DACA.

En la Universidad de Arizona (UA), los denominados “soñadores” pagarán hasta 18.000 dólares por semestre cuando comiencen las clases a partir del próximo lunes.

Un residente local paga, en comparación, 12.000 dólares por precio reducido que les otorga la alta casa de estudios.

Antes del fallo de la corte, más de 2.000 “soñadores” estaban registrados en “colleges” comunitarios a través del estado y otros 300 asistían a universidades públicas.

Otros estudiantes como Karina Guerrero, mexicana de 21 años de edad y también “soñadora”, decidió este semestre poner en pausa su “sueño” de seguir con una carrera universitaria debido a las tarifas “impagables”.

El semestre último estudiaba en el Colegio Comunitario La Estrella, en Phoenix, Arizona, donde pagaba aproximadamente 2.000 dólares por semestre por cuatro clases. Ahora tendría que abonar 6.000 por el mismo “paquete” de materias.

“Decidí trabajar este semestre, ahorrar para poder pagar y seguir mis estudios en la primavera”, sostuvo Guerrero, quien actualmente tiene dos empleos.

La joven solo necesita de cuatro asignaturas para transferirse a una universidad y obtener una licenciatura en Publicidad.

“Toda mi vida en Arizona, desde que tenía 1 año de edad. Es muy injusto que el estado nos cierre las puertas. Nosotros trabajamos, pagamos impuestos”, protestó.

Los estudiantes con DACA no son elegibles para asistencia financiera federal, por lo que dependen en gran parte de becas privadas y eso no es tan fácil de conseguir.

La “solución” de abandonar Arizona e irse a otros estados como Texas, Nuevo México y California, donde las matrículas cuadran mejor con los niveles de ingresos de estos jóvenes inmigrantes, es dura porque ellos mismos la consideran como una “emigración”.

A diferencia de Arizona, la mexicana Emily Camacho encontró en Texas mejores opciones: obtuvo una beca académica que actualmente le cubre toda la colegiatura y solo debe de pagar el alquiler de libros, pero eso lo sustenta con su trabajo.

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