Supera su enfermedad para dedicarse a la “bola

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La enfermedad sobre los tendones que comenzó a padecer Antonio Oviedo desde niño no le impidió dedicarse al oficio de asear calzado que le heredó su padre, y que ahora comparte con sus dos hijos, quienes al igual que él gustan por ejercerlo como una forma de ganarse la vida.

A diario, como desde hace ya 34 años lo ha hecho, “El Chimpa”, como todos los boleros le conocen en el centro de Toluca, acude para atender a sus clientes, en punto de las 8:00 horas alista su silla, una de las 32 que se ubican en los portales, con su cajón y sus dos estampillas del Santo Niño, a quien le pide cada inicio de jornada buena fortuna.

“Este espacio me lo heredó mi padre desde hace años, a mis otros hermanos les dejó en otros lados pero no lo ejercen, rentan sus sillas, a mí es el único que me ha gustado y por eso le enseño a mis hijos para que sepan cómo ganarse la vida además de ir a la escuela”, relata Oviedo, sentado sobre su banco desde donde lustra a diario su calzado.

El próximo 10 de julio en que celebra su cumpleaños, Antonio cumplirá 34 años de bolear en los portales, fecha que la lleva bien presente, pues asegura que inició a los 10 años de edad, cuando también la osteoartritis comenzó a desgastarle los cartílagos.
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“Mi enfermedad lo comencé a padecer desde los 10 años, de ahí nunca me dejó, tomé tratamientos médicos y siempre he tomado medicina para poder caminar, incluso una pierna me quedó mala para toda la vida y tengo que usar un bastón”, recordó el bolero.

Un buen aseador de calzado, dice, guarda en su cajón al menos 10 instrumentos de trabajo, entre los diferentes tipos de pintura para los clientes que le llegan, las brochas que según el tipo de calzado se usan, los cepillos para dar los primeros lustros y las tiras de trapo, con los que se produce ese sonido típico del bolero a manera de chiflido y que sirven para darle los últimos toques de brillo a la piel.

“Todas las herramientas para mi chamba están bien clasificadas, por colores y tapas, porque también es por precaución ahora que mi chavo se viene solo a la boleada, aquí en la caja tengo gasolina para desmanchar la piel y thinner, que sirve para despintar”, explicó el bolero.

Acompañado de sus dos hijos, en su silla ubicada sobre los portales de Hidalgo, “El Chimpa” pasa a diario sus días en su oficio que bendice por conservarlo aunque sea poco lo que se gane, pues su enfermedad lo ha tirado a la cama en varias ocasiones y lo mantiene con tratamiento de medicamento de manera permanente.

En punto de las 8:00 horas se le mira llegar con su peculiar andar y su bastón a la distancia en los portales, y en el transitar hasta su silla los de su gremio le van saludando con gritos a la voz de ¡Ya viene el Chimpa! o ¡Ese mi Rey Chimpa! saludos que Antonio Oviedo toma como halagos de ser reconocido como uno de los mejores lustradores que hay en Toluca.(S)

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