Tecnologías de depuración de desechos humanos podrían frenar medio millón de muertes de niños en todo el mundo
Bill Gates piensa a lo grande y esta vez lo ha hecho con los inodoros. Con ellos puede salvar la vida de medio millón de niños en todo el mundo y ahorrar 200.000 millones.
El fundador de Microsoft ha presentado en Pekín una apuesta personal por hacer frente a la crisis mundial de saneamiento: un váter que no necesita agua ni conectarse a ningún sistema de depuración para funcionar y que transforma los desechos humanos en fertilizantes.
El multimillonario mostró este novedoso modelo al público en una exhibición para mostrar los últimos avances tecnológicos de saneamiento para «reinventar los inodoros» y acelerar su adopción y comercialización. «Esta exposición presenta por primera vez tecnologías y productos de saneamiento descentralizados radicalmente nuevos y listos para comercializarse», destacó Gates en un comunicado divulgado por la Fundación Bill y Melinda Gates.
Su uso se puede universalizar gracias a que no necesita conectarse a ningún sistema de saneamiento, no requiere agua y transforma las deposiciones humanas en fertilizantes.
Algunos de estos retretes ya están siendo probados en la ciudad sudafricana de Durban, donde también se están poniendo en marcha otros modelos que se alimentan de energía solar, explicó Gates en un vídeo difundido en su cuenta oficial de Twitter.
Gates mostró durante la presentación un tarro lleno de heces para explicar que los desechos humanos pueden provocar enfermedades como la diarrea o el cólera, que ya causan cerca de 500.000 muertes de niños menores de cinco años cada año en todo el mundo, debido a enfermedades derivadas de esta falta de higiene.
Además, añadió, más de 200.000 millones de dólares ( más de 175.000 millones de euros) se pierden anualmente debido los costes sanitarios y la baja productividad provocada por la falta de un saneamiento adecuado.
Según los últimos datos de la ONU, el 60% de la población mundial no cuenta con instalaciones sanitarias adecuadas y casi 900 millones de personas en el planeta se ven obligadas a defecar al aire libre por no tener acceso a un aseo.