Por venganza, el gobierno de Puebla me acusó de secuestrador. Miguel narra su historia a Letra Roja

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Miguel Ángel Serafín, expresidente de dicha asociación, asegura que los actos de corrupción eran cometidos por Cortés Ulloa

Tras 18 años de prisión y con una condena de 50 por el delito de secuestro, Miguel Ángel Serafín Larios Cruz reitera que es inocente. Detenido dentro de un operativo por parte de la Policía Estatal de Puebla y del Distrito Federal, el excomandante Antisecuestros cuenta su verdad a Letra Roja.

El caso fue muy sonado, el hecho de que una banda de secuestradores que operaba en varias entidades de la República Mexicana y que tenía como líder a un ejemplar Comandante Antisecuestros con una carrera pulcra, era algo que debía tener repercusiones.

Sin embargo, “todo fue una venganza”, como cuenta Miguel Ángel, que alcanzó también a dos de sus hermanos, José Luis Larios Cruz y Jorge Delfino Linares Cruz, junto a otras personas que siempre se han declarado inocentes pero que cumplen una condena en penales federales.

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Dieciocho años son los que Larios Cruz y su familia han padecido en manos de la justicia de Puebla; desde la detención hasta traslados por varios penales federales; desde el miedo, pasando por la indignación, hasta llegar al coraje.

Inculpado cuando al frente del gobierno de Puebla estaba Manuel Bartlett Díaz y de la Procuraduría General de Justicia del Estado, Carlos Alberto Julián y Nacer, Miguel Ángel asegura que todo se trató de una venganza en el afán de proteger al entonces coordinador general de la policía, Adán Cortés Ulloa, por presuntos actos de corrupción en una asociación civil denominada Pol-Jud A.C.

Miguel Ángel Serafín, expresidente de dicha asociación, asegura que los actos de corrupción eran cometidos por Cortés Ulloa, situación que informó directamente al procurador Carlos Alberto Julián y Nacer, sin mayor éxito; sólo consiguió que lo inculparan en una serie de secuestros de empresarios.

A partir de ahí el excomandante, que en algún momento llegó a ser muy cercano del procurador del estado, quedó suspendido de actividades por un año.

Posteriormente tuvo una entrevista con Julián y Nacer, a quien le externó su deseo de hacer públicos los pormenores de su baja en la Policía Judicial, así como interponer demandas contra autoridades del Estado. La respuesta fue muy clara: un operativo donde quedó bajo el resguardo de la policía poblana por el secuestro del empresario Tuffic Levien Dib.

Cabe señalar que Levien Dib recuperó su libertad un día después de la detención de los inculpados, cuando se supone la liberación tendría que haber sido el mismo día.

El 7 de agosto de 1998, Ángel Serafín Larios Cruz, José Luis Larios Cruz y Jorge Delfino Linares Cruz quedaron bajo la custodia de la policía de Puebla. La detención se hizo en la casa de su mamá, así como en las calles aledañas.

-El calvario comenzó-

“Fui trasladado a un lugar que de acuerdo a mi percepción, era una propiedad del Lic. Manuel Méndez Marín, en este lugar fui torturado con el objeto de que firmara actos ministeriales donde aceptaba ser responsable de la comisión del secuestro de una persona, ante mi negativa la tortura se extendió, incluso fui trasladado a los separos de la Procuraduría General de Justicia del Estado”, señaló.

Luego de entrevistas con visitadores de la Comisión de Derechos Humanos del Estado, la tortura “se intensificó al grado de ser quemados en diferentes partes de nuestros cuerpos, todo esto con el fin de que firmáramos actas ministeriales previamente redactadas y leyéramos para ser grabados, argumentos que nos incriminaban en hechos delictuosos”.

Finalmente, “no sin antes leer los argumentos contenidos en el acta ministerial donde aparecía casi mi verdadera declaración en la cual negaba toda participación en cualquier ilícito, y para evitar más tortura estampé mi firma”, puntualizó.

De los tres hermanos, dos se encuentran en un penal federal de máxima seguridad en Chihuahua, y uno más en Durango, sin ver a su familia desde hace muchos años, pues todos residen en Puebla y el sistema penitenciario se niega a trasladarlos a un penal cercano a su lugar de origen.

La familia de uno de ellos ha sufrido las consecuencias del encarcelamiento como aislamiento y corrupción penitenciaria, algo común en las prisiones mexicanas.

FUENTE : LETRA ROJA

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