Ver al Papa en la Catedral, ni fácil ni barato

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Para quienes no viven cerca de un Metro, la visita del sumo pontífice parece más una travesía de misionero

Desde los sitios más recónditos del otrora Distrito Federal, miles de personas ya se preparan para la visita del papa Francisco I. Los deseos por ver, tocar en el mejor de los casos, oler, sentir y envolverse en todo lo que tenga que ver con su santidad, ya han provocado que, por ejemplo, familias de La Magdalena Contreras estén preparando una jornada de locura para estar presentes en el Zócalo, cuando pase alrededor, a bordo de uno de los cinco papamóviles dispuestos para la visita.

Enfermera de profesión y católica devota, a doña Carolina, su esposo y sus cuatro hijos la visita de Jorge Mario Bergoglio, Obispo de Roma, los motiva, tanto como para trasladarse desde la colonia Pueblo Nuevo Bajo. Su plan es llegar desde el viernes por la noche a la casa de una amiga en la colonia San Rafael. Ahí dormirán y piensan salir a las 4 de la mañana rumbo al primer cuadro de la ciudad. La premura de su arribo, es porque no quieren ser de los últimos y elegir un buen lugar, uno aceptable al menos, conscientes de que habrá gente acampando desde un día antes.

Doña Carolina está preocupada no tanto por el tiempo, como sí por la comida y el desgaste que supone estar parado desde las cinco de la mañana -si es que logran su misión- hasta las 11:00 horas en que dará un breve recorrido alrededor de la plancha del Zócalo antes de ingresar a la Catedral Metropolitana, y luego hasta las 13:30 cuando tome camino hacia la Nunciatura Apostólica.

 

Mientras a algunas personas ver al Papa les costará sólo los cinco pesos del boleto del Metro, a quienes viven en delegaciones alejadas del centro como Tláhuac, Milpa Alta, Xochimilco, la misma Magdalena Contreras o Cuajimalpa, deben tomar al menos un transporte extra para llegar al Metro más cercano.  Carolina y su familia, por ejemplo, invirtieron en este caso 66 pesos, únicamente para llegar, sin contar la vuelta.

En cuanto a la comida, tanto ella como su esposo son más cautivos e incluso planean armar aperitivos como sándwiches o tortas para el camino y la espera por lo menos. Son conscientes de que una comida corrida promedio cuesta al menos 35 pesos, lo que a ellos les supondría un gasto de 210 pesos, más lo que se pudieran gastar de desayuno.

Hasta ahora, el gasto aproximado de esta familia asciende a los 276 pesos, que podrían multiplicarse si se considera el desayuno y los pasajes de vuelta a casa, es decir, una travesía austera, nada comparado con los 3080 pesos en que se cotizaba una habitación para una persona en el Gran Hotel Ciudad de México durante el próximo fin de semana, o los mil 550 en el hotel Zócalo Central. Ambos, presentaban un lleno total para el 12 y 13 de febrero con meses de antelación.

Hasta ahora, ir a ver al Papa Francisco a la Catedral, para mortales que no pueden pagar lujosas habitaciones de hotel, parece una tarea complicada por el gasto que representa pese a ser un evento público, y especialmente por la logística como aquellos que pretenden hacer el viaje el mismo día desde alguna de las 16 delegaciones.

Como ya se dijo, quienes vivan en una demarcación con acceso al metro, tiene el gasto mínimo del boleto. No obstante, la mayoría de esas personas espera estar desde temprano o un día antes en las zonas por donde pasará Francisco I, un desgaste que supone aguantar de pie el fuerte frío que ha pegado durante los últimos días, los 23 grados centígrados pronosticados para la tarde del viernes, o en el peor de los casos una lluvia impredecible, famosas en la Ciudad de México donde las predicciones suelen fallar en todos sentidos.

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