Hace dos años, tras el aniversario 30 del terremoto de 1985 en septiembre, el ingeniero Reynaldo Vela Coreño, presentó una novedosa cápsula que protegería a cualquiera de un terremoto, inundación o hasta incendios. El nombre de esta idea es Proyecto K107.

Aunque hasta la fecha no se ha lanzado para venta al público, el proyecto ha estado en sus últimos detalles para que sea una realidad en los próximos años. El concepto es justo eso, una cápsula que mide 2.80 metros, donde caben hasta dos personas (en algunos casos podría caber un adulto y dos niños) y que incluso soporta caídas de hasta 30 metros de altura sin romperse o sin que ninguna de las personas adentro presente lesiones.

Su forma es oval. Está fabricada con una aleación de polvo de titanio con acero, no es más alta que el refrigerador de tu casa, su batería y el alimento que almacena podrían durar hasta un mes. Es K107, la cápsula que puede salvar tu vida en caso de terremoto.

Aunque está vinculada con la Alerta del Servicio Sismológico Nacional, la cápsula que diseñó el ingeniero de la UNAM Reynaldo Vela Coreño, tiene una alerta propia como respaldo de seguridad.

El especialista mexicano explicó a la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) que ambas alertas se activan al iniciar un sismo, cuando la persona ocupa su lugar en el interior, un software le indica la magnitud, tiempo y duración del temblor.

K107 cuenta con un sistema de agua para consumo humano y un tanque de oxígeno con una mascarilla. La cápsula se alimenta de su propio banco de baterías de litio, de iluminación tipo LED y tiene un sistema GPS con respaldo de una red independiente de 18 satélites que facilitarán su localización, incluso si las telecomunicaciones se ven afectadas.

Vela Coreño estima que el costo de cada cápsula rondaría los 22 mil pesos ya que los materiales son de importación. El mantenimiento es sencillo pues sólo se requiere cambiar el depósito de agua cada seis meses y el tanque de oxígeno cada 30 meses.

El modelo no es exclusivo para un terremoto. También puede proteger a personas en una inundación, ya que puede flotar; de incendios, porque es hermética, e incluso de los gases piroplástios que se desprenden durante una erupción volcánica, aunque por poco tiempo pues en estos casos la temperatura puede superar los mil grados centígrados.