Karla pone uñas en la calle de la belleza. En un día “bueno” gana dos mil 400 pesos, en un día normal podría sacar la mitad o menos
Las mujeres de la capital del país tienen una calle para ponerse hermosas, mejor conocida como la Alhóndiga, localizada entre Jesús María y Venustiano Carranza. En este templo de la belleza encuentras desde extensiones de cabello hasta accesorios para estéticas. Además, puedes ver gran cantidad de mujeres arreglándose las uñas o planchándose las cejas.
Con aproximadamente 180 puestos semifijos vendedoras ofrecen sus servicios. La más común aplicación de uñas postizas que van desde 100 pesos hasta mil pesos, dependiendo el diseño que elijas.
Karla cuenta a Letra Roja que lleva más de ocho años vendiendo en el centro y aunque ella vive en Chimalhuacán la distancia no es impedimento para ir a trabajar, pese al total de cuatro horas diarias que hace de camino. La necesidad de dar de comer a tres bocas la impulsa a salir adelante y trabajar todos los días, en una jornada diaria de siete horas, sin tener día de descanso.
Ella cuenta que en la calle de la belleza apenas tiene dos años ya que gracias a su hermana pudo comprar un lugarcito de tres por tres metros cuadros con electricidad, costándole 15 mil pesos sin papeles y con la seguridad de que mañana se lo puedan quitar.
Pese a ello, Karla siempre llega muy puntual a las 11:00 de la mañana para acomodar su lugar de trabajo en el que cuenta con tres cortinas rojas de peluche, dos mesas alargadas con un mantel negro para hacer contraste, focos de colores para hacer llamativo el lugar, sus manos de presentación en la parte de arriba y los bancos necesarios para sus dos trabajadores y sus clientas.
Ella cuenta que cada último sábado de mes locatarios, “coyotes”, líderes y delegados se reúnen para llevar a cabo una junta mensual e informar de nuevos locatarios o algún cambio en costos de cuota ya que diario se les paga 200 pesos a los llamados “coyotes”; quienes pasan aproximadamente a las 5:00 de la tarde muy puntuales para cobrar de puesto en puesto la cuota del día.
“Lo bueno que aquí no pagamos luz, agua, predio o esas cosas que se pagan cuando tienes un local. Nos colgamos de un diablito que está acá atrás y se supone que los líderes dan una mochada para que no nos corten la luz” indica Karla a Letra Roja.
