Los 5 asesinos seriales más sangrientos en el #ValleDeMéxico

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Los 5 asesinos seriales más sangrientos en el #ValleDeMéxico

Estos asesinos sembraron el terror en el Valle de México, hasta que fueron capturados por las autoridades

En México, dentro de la historia de los criminales más sangrientos y sádicos se esconden relatos aterradores de personas que han sembrado el terror en varias partes del país, a lo largo de los años. Estos depredadores parecen ser sacados de una película de terror, ya que la situación es macabra, aún cuando se piensa que la víctima puede ser cualquiera.

Algunos de los más reconocidos son el “Matanovias de Ciudad Juárez” hasta “El Chalequero“, pasando por “El Estrangulador de Tacuba” y “La Mataviejitas“, por ello te presentamos algunos que tal vez no conocías o bien no recordabas su paso criminal en el Valle de México.


“El monstruo de Atizapán”

Andrés Filomeno Mendoza Celis, mejor conocido como “El feminicida de Atizapán“, un hombre de 72 años de edad que durante más de 20 años asesinó a mujeres, a quienes atraía a su casa, para filmarse mientras las destazaba y cometía actos sexuales.

En mayo de 2021, Reyna, de 34 años de edad, desapareció y tras una ardua búsqueda, su esposo encontró sus pertenencias en el interior de la casa de Ándres. Ahí también encontraron por lo menos 4 mil restos óseos, pertenecientes a 17 mujeres, un niño y un hombre.

Autoridades encontraron en el domicilio del municipio de Atizapán un sótano donde el sujeto se filmaba mientras fileteaba el cuerpo de sus víctimas, las refrigeraba, para luego comerlas o regalar la carne a sus vecinos.

“El Halcón”

Alan Emmanuel Aparicio Pérez, “El Halcón”, tenía apenas 15 años de edad cuando cometió su primer asesinato a un hombre, a quien grabó con un teléfono celular, pero tendrían que pasado dos años más para verlo tras las rejas.

Siendo un fanático del cine gore, filmes con exceso de violencia, decidió en 2011 secuestrar a una mujer y a sus dos hijas, para grabarse con el celular mientras le quitaba la vida a la primera en presencia de las menores, acto que lo realizó con una máscara del luchador de La Parka.

En 2012 fue detenido por autoridades de Puebla, junto con tres de sus cómplices, los cuales tenían el objetivo de usar el video para ingresar al grupo criminal de “El Lobo”.

“El Sádico”

En el año de 2006, la capital del país conoció la historia de Raúl Osiel Marroquín, alías “El Sádico”, un hombre de 25 años de edad cuyas víctimas eran hombres homosexuales, en su mayoría.

Este exmiembro del Ejército Mexicano oprimía su orientación sexual secuestrando y asesinando a hombres de la comunidad gay, de acuerdo a las investigaciones después de su arresto.

Durante un año, se mantuvo cazando a sus víctimas para cobrar un rescate, pero nunca los liberara, en cambio los metía en una maleta para dejar el cuerpo en algún punto de la CDMX. A su última víctima la dejó cerca del metro Chabacano.

“El asesino de la Merced”

A inicios de los años 90, del siglo pasado, en el entonces Distrito Federal, Jorge Riosse fue protagonista de uno de los suceso más macabros. El hombre guapo, inteligente y educado, con talento en la pintura, fue conocido como “El asesino de la Merced”.

Entre los años de 1991 y 1993, Riosse se dedicó a estrangular a sexoservidoras de entre 25 y 38 años, a las cuales llevaba a hoteles de la zona de la Merced para quitarles la vida y, posteriormente, dejar un mensaje con un labial que decía “Volveré”.

Su historia inspiró el libro “Intimidades de Shakespeare y Victor Hugo” de Regina Cardo, un texto biográfico donde la autora señala la manera que era convivir con Jorge, ya que fue su casera por más de ocho años.

“El monstruo de Ecatepec”

La historia de Juan Carlos Hernández Bejar revela la forma tan despiadada de asesinar a más de 10 mujeres en Ecatepec, Estado de México, con ayuda de su esposa, Patricia Martínez Bernal.

El modus operandi consistía en que Patricia llevaba amujeres, con engaños, a su casa, y allí el sujeto las violaba sexualmente y las asesinaba, para luego comerse la carne de sus víctimas y ponerle su corazón a la Santa Muerte.

Este asesino nunca mostró arrepentimiento de los actos en los que participó, asegurando que en caso de salir libre, seguiría cometiendo los mismo delitos por el odio hacia las mujeres, situación que lo llevó a obtener el apodo de “El monstruo de Ecatepec“.

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