Ulises Bravo Molina, medio hermano del gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo, fue designado la noche del sábado, después de dos rondas de votación y en un apretadísimo resultado, como presidente del Comité Ejecutivo Estatal de Morena en Morelos.

El ahora dirigente estatal del partido de Andrés Manuel López Obrador se impuso con 25 votos contra 24 que obtuvo el diputado federal José Guadalupe Ambrosio Gachuz, candidato que era apoyado por el equipo político del exsubsecretario de Gobernación y ahora director de política de la Presidencia de la República, Rabindranath Salazar Solorio.

La sesión duró más de ocho horas de deliberaciones y negociaciones internas, jornada que concluyó con dos rondas de votación. En la primera se registró un empate entre los dos candidatos con 25 votos cada uno. Entonces se declaró un receso. Las negociaciones continuaron durante más de una hora.

Al revisar la votación se dio cuenta del voto vía telefónica de uno de los consejeros, Luis Manuel Rodríguez, quien se encuentra en prisión preventiva acusado de portación de arma prohibida. Esta circunstancia fue impugnada por el equipo de Bravo Molina. Se reanudó la sesión, se llevó a cabo de nueva cuenta la votación y Rodríguez volvió a votar por teléfono. Ese voto se declaró nulo, con lo que se definió el resultado por un voto a favor del medio hermano del gobernador.

Con ello, el grupo político Cuauhtémoc Blanco se impuso de nueva cuenta sobre el de Rabindranath Salazar, quien ha perdido todas las batallas. A pesar de ser el candidato natural a la gubernatura en 2018, López Obrador lo obligó por la vía de la encuesta a dejar sus aspiraciones de lado a favor del exseleccionado nacional. Ese mismo año, Salazar Solorio fue designado delegado de programas del bienestar en Morelos, pero el pataleo del gobernador cambió la decisión del presidente y lo designó titular del Banco del Bienestar.

Este año, Bravo Molina se jugó el todo por el todo en el apoyo a la consulta de revocación de mandato, convirtiéndose en el mayor promotor del ejercicio. A partir de ahí se inscribió como militante de Morena, lo que fue rechazado por militantes tradicionales del movimiento de López Obrador. Sin embargo, Bravo Molina mantuvo su lugar y no sólo eso, en las pasadas elecciones internas del partido logró colarse como consejero local y nacional. Ello marcó el camino para la elección de este sábado, en donde a pesar del cerrado margen se consumó como el dirigente estatal.