Durante el día de muertos, así como el día de San Valentín, la venta de flores se incrementa en más de 200 por ciento, pero la demanda de rosas, claveles, acapulcos, tulipanes y girasoles nunca es tan alta como el Día de las Madres
El alto valor sentimental expresado hacia la figura matriarcal en México resulta de una cuestión cultural arraigada en la idiosincrasia nacional. “Como la madre no hay dos”, reza un dicho popular. Por eso, cuando el 10 de mayo se acerca, nadie quiere desperdiciar la oportunidad de mostrar, a través de diferentes detalles, el amor por su madre.
Desde aparatos electrodomésticos hasta celulares e incluso, en los años recientes, automóviles son regalos recurrentes que intentan transformar en materia los profundos sentimientos que despiertan las mujeres encargadas de velar por nuestros primeros sueños.
Sin embargo, la actual situación económica a la que se enfrenta gran parte de la población mexicana dificulta los regalos ostentosos y de alto costo como los antes mencionados. Por ello, comerciantes con negocios modestos resultan beneficiados con una de las festividades más importantes del país.
Uno de los giros que mayores réditos obtienen durante los días previos y, por supuesto el 10 de mayo, es el de los floristas, quienes transportan desde tierras fértiles millones de dulces, perfumadas y elegantes muestras de cariño, respeto y admiración por uno de los bastiones más importantes de las familias mexicanas.
Tradicional y lógicamente, los panteones están relacionados muy estrechamente con la distribución de flores, sobre todo con motivos fúnebres. Ahí se observan con gran claridad las diferencias que existen entre una fecha cualquiera y el multicitado día de las madres.
Flores a quien flores merece
Eugenia Rojas nació en el estado de Puebla, en la lejana década de los años 20. En aquel entonces, su lugar de origen era abismalmente distinto al Huauchinango actual, reconoce su familia, aunque eso no quiere decir que ellos olviden las raíces de quien diera vida a una extensa familia de ocho hermanos.
Actualmente, María Eugenia descansa en el cementerio Lomas renacimiento, ubicado en el municipio mexiquense de Huixquilucan. La lápida lleva grabado su nombre junto al del amor de su vida, José Cárdenas, con quien logró mantener un feliz matrimonio por más de 50 años.
Su familia recuerda a ambos con gran nostalgia, cuenta Patricia, la hija menor de la pareja. A la “Tita U”, como conocían a Eugenia sus familiares más cercanos, es a quien recuerdan con mayor fervor pues su inesperada muerte resultó mucho más difícil de superar.
Para esta familia, los calendarios laborales y estudiantiles dificultan una magna celebración del Día de las Madres cuando cae entre semana, así que el domingo previo no pierden oportunidad de visitar y traer un par de ramos de flores a la tumba de quien dio origen a la extensa descendencia.
Ahora, una docena de claveles rojos llenan de vida la lápida de sobrio diseño. Reconocen los visitantes que, aunque nunca la olvidan, les gustaría visitar con mayor frecuencia el lugar de reposo eterno en donde yacen los restos de su madre pero están son conscientes de que el actual ritmo de vida en ocasiones impide que esto suceda. Saben que donde quiera que se encuentre, su mamá lo entiende.
El otro negocio
Alrededor del cementerio, en las calles aledañas, existen gran cantidad de florerías, pero la de Jorge es la más cercana al recinto. Él asegura conocer perfectamente la rutina del panteón, pues ha vendido sus flores al pie de la entrada durante más de 15 años.
Asegura que sólo entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre se observa a tantas personas en el panteón como durante el 10 de mayo. Por supuesto, se trata de un fenómeno que se repite en otros lugares sagrados, debido a la ya mencionada importancia de las madres como eslabón familiar.
También conoce el negocio como casi nadie en el lugar. Una buena administración de la que presume Jorge lo impulsó a establecer otro negocio en un transitado punto de Santa fe, una de las zonas con mayor valor comercial de toda la Ciudad de México, en donde, reconoce, por fortuna, obtuvo licencia para su negocio.
Para ese segundo punto de venta, la cosa está más competida, pues la enorme cantidad de personas que transitan la avenida Vasco de Quiroga, asfáltico sitio en el que se encuentra ubicado, hace que este oasis florido sea un referente en la zona y por ello, en otras fechas se comercializan casi tantas flores como el 10 de mayo.
En condiciones normales, los claveles tienen un costo de 60 pesos la docena; las rosas, 100 pesos la docena y la gerbera, 120 pesos; sin embargo, en esta fecha las rosas pueden costar 20 pesos y alcanzar hasta 100 pesos cada una. En general, las flores son 30 por ciento más caras.
Durante el día de muertos, así como el día de San Valentín, la venta de flores se incrementa en más de 200 por ciento, pero la demanda de rosas, claveles, acapulcos, tulipanes y girasoles nunca es tan alta como el Día de las Madres, interpreta Jorge, quizá debido a la pureza del sentimiento recíproco entre una madre y su hijo.