DE 1985 PARA ACÁ SE REGISTRAN AVANCES Y MEJORES PARA ENFRENTAR FENÓMENOS NATURALES: RAÚL VALENZUELA

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De los sismos de 1985 a la fecha, se registran avances y mejoras para enfrentar eventos de esos fenómenos naturales, aseguró Raúl Valenzuela Wong, investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Dentro de estos avances, señaló, no sólo se perfeccionó y volvió más estricto el reglamento de construcción de la capital, sino que el conocimiento científico en torno a los movimientos telúricos avanzó.

El investigador señaló en un comunicado que esta metrópoli, y otras del territorio nacional, cuentan también con un sistema de alerta sísmica, pensado en la posibilidad de la ocurrencia de un sismo de magnitud 8 en las costas de Guerrero.

Pero también en estos años avanzó el conocimiento y la instrumentación sobre los movimientos telúricos, ya que recientemente los científicos descubrieron nuevos fenómenos, llamados sismos lentos y tremor no volcánico o tectónico.

Un sismo lento, explicó Valenzuela Wong, consiste en deslizamientos de tierra que tardan mucho tiempo, varias semanas o meses en producirse, sin que lleguen a causar daños ni ser percibidos por la gente.

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En tanto, los tremores son sismos muy pequeños, cercanos a donde se espera que se produzcan los temblores y “estamos en el proceso de tratar de comprender cuál es la interacción entre estos nuevos fenómenos y los sismos convencionales”.

El experto recordó que la principal actividad sísmica en el territorio nacional se registra en las costas del Pacífico, pues ahí mismo existe la llamada brecha de Guerrero, donde desde hace 105 años no se producen sismos importantes.

“Podemos esperar que transcurrido un cierto número de años se vuelva a producir un sismo similar. En este caso, ha transcurrido un lapso suficientemente largo que hace pensar que se podría presentar un movimiento de tierra importante”, apuntó.

El hecho de que no se presente un terremoto, abundó, quizá se deba a la ocurrencia de sismos lentos y de tremores, los cuales podrían hacer más lenta la acumulación de energía en la zona, pero no obstante, “ocurrirá, porque ya ha sucedido, aunque no sabemos cuándo”.

Por ello, consideró, en la medida que los edificios estén bien construidos se minimizarían los daños y muertes a consecuencia de un temblor.

En el caso de los sismos, dijo, vivimos sujetos a incertidumbre ya que no estamos acostumbrados a que ocurran los de gran magnitud con frecuencia, pero eso no significa que no puedan presentarse en cualquier momento.

Finalmente, comentó hay que tomar medidas preventivas como identificar la zona más segura dentro de la vivienda, alejarse de ventanas y objetos que puedan caer durante el temblor, tener a la mano víveres, botiquín y un radio, y contar con un plan de acción.

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