Este fue un año en el que las instituciones mexicanas recibieron factura, ya que fue un año en el que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) presentó sus resultados bianuales sobre la pobreza en el país, mismos que no brindaron un panorama positivo y evidenciaron que las políticas públicas no han funcionado para reducir el número de pobres en el país.
En lo que va del sexenio de Enrique Peña Nieto, el número de personas en condiciones de pobreza aumentó 2 millones. Esto, a pesar de que se trata de una administración que ha hecho uso de dos programas sociales insigne como fuente de propaganda tanto para el mismo Presidente como para los encargados de realizarlos, en este caso, Rosario Robles Berlanga. Es el caso de la Cruzada Nacional Contra el Hambre, uno de los primeros y más ambiciosos planes de este gobierno para el combate a la pobreza, pero con el paso de los años no ha dado los resultados esperados.
El programa dio inicio en Chiapas, precisamente porque es uno de los estados que por décadas ha concentrado al mayor número de habitantes en esta situación y que, sin embargo, en estos dos años ese índice aumentó 1.5 por ciento. Un año y medio después, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) anunció que de 2012 a 2014 el número de pobres regresó a niveles de 2010 con el 46.2 por ciento de su población en pobreza y 9.5 por ciento más en pobreza extrema.
El Estado de México, Veracruz, Michoacán, Oaxaca, Chiapas y Guanajuato en conjunto abonaron 24 millones 919 mil 739 nuevos pobres; le siguieron Puebla, Jalisco, Guerrero y el Distrito Federal, como las regiones que aumentaron considerablemente este indicador.
Según el organismo autónomo, el factor determinante para el aumento en el número de pobres para 2014 fue el nivel de ingresos de las familias, que entre 2012 y 2014 tuvo una contracción de 3.5 por ciento, de acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH).
De acuerdo con un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en estos tres últimos años el salario de los mexicanos, que es el más bajo de América Latina y del de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), perdió su poder adquisitivo 9.65 por ciento.
Para el economista José Francisco Rodríguez Montoya, el ingreso promedio de las personas alcanzó su máximo nivel en el 2006 y a la fecha no ha podido recuperarse, de hecho el nivel observado en 2014 es menor al de 1994, cuando la crisis financiera ocasionó grandes estragos en los mexicanos, “lo que nos refleja que en 20 años el ingreso de los hogares no ha podido regresar a los niveles pre-crisis”.
En un análisis sobre el crecimiento de México durante los últimos cuatro sexenios, publicado en el Reporte Macroeconómico de México, publicado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), expone que “los datos muestran aumentos en el número de pobres y reducciones del ingreso personal”.
La desigualdad es un factor en la reproducción de la pobreza. El informe Desigualdad Extrema en México. Concentración del Poder Económico y Político de Oxfam estima que el 1 por ciento con mayores ingresos acumula el 21 por ciento de los ingresos. Según el mismo estudio, menos del 1 por ciento de las personas concentra el 43 por ciento de la riqueza total del país.
El contraste entre el número de pobres y los multimillonarios mexicanos es considerable. El Global Wealth Report 2014 estima que el 10 por ciento más rico del país concentra el 64.4 por ciento del total de la riqueza. Otro reporte de Wealth Insight señala que la riqueza de los millonarios mexicanos excede, y por mucho, a las fortunas de otros en el resto del mundo. La cantidad de millonarios en México creció en 32 por ciento entre 2007 y 2012.
De acuerdo con información del Coneval, aunque hubo una leve mejora en los ingresos del “decil” con ingreso más bajo de la población, casi 12 millones de personas del decil I, tienen un ingreso promedio de quince pesos al día per cápita (15.20 pesos). Además otros 12 millones, el siguiente decil (decil II), tienen un ingreso promedio de treinta pesos al día por persona (30.53 pesos). Los hogares del decil X concentran el 35.4 del ingreso corriente total. Mientras que a los del decil I, les toca el 1.9 por ciento. El coeficiente de Gini que mide la desigualdad se incrementó de .498 a .503 entre 2012 y 2014.
“Estas diferencias son muchos mayores en la realidad. La desigualdad puede ser abismal”, comentó la Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.
Con todo este panorama, se supuso que por parte del Gobierno habría una reestructuración en la política social y económica… pero no sucedió.
EL ADIÓS A ROSARIO ROBLES
Mientras investigadores del Coneval abordaban el tema de la distribución económica de la que son víctimas los trabajadores en el país, Notimex publicó una entrevista con Robles, titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), dependencia a la que por años se le atribuye la tarea de atender la pobreza, que la estrategia de protección social del Gobierno federal funcionaba, “y debemos seguir por este camino”.
En 2014, el presupuesto para Sedesol fue de 111 mil 211.2 millones de pesos, 22 por ciento superior a 2013, que fue de 95 mil 251.8 millones de pesos; 8.4 por ciento más que en 2012, que fue de 84 mil 859.9 millones de pesos. Para 2015, fueron 114 mil 504 millones de pesos.
Las autoridades tuvieron dos oportunidades para dar la señal de que la estrategia cambiaría. Una, que el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para 2016 mostrara cambios sustanciales en materia y que posterior a eso, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Consami) decretara un aumento considerable y acorde con las necesidades básicas de los trabajadores. Ninguna sucedió.
El año cierra con un aumento salarial de 2.94 pesos y a decir de expertos en el tema y organizaciones civiles, el PEF continúa destinando dinero sólo a programas sociales y no a un combate transversal de la pobreza.
El único avisto que Presidencia envió fue cuando Peña Nieto quitó a Rosario Robles, entonces de la Sedesol y la colocó en la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu). Sin embargo, otras versiones han señalado que no se trató de un castigo o de una verdadera reestructuración, sino que el peñismo la guarda para la contienda por la gubernatura de la Ciudad de México.
En ese contexto, los programas sociales siguen siendo la piedra en el zapato del actual sexenio, pues pese a que el 94.1 por ciento del presupuesto destinado a la atención de la pobreza se aplica a la entrega de subsidios y transferencias a grupos vulnerables a través de 30 programas presupuestarios, las criticas por un uso electoral y asistencialista para beneficio de los mandatarios destacan.
Por ejemplo, el presupuesto asignado a Prospera, el principal programa de inclusión social del Gobierno federal para combatir la pobreza en educación, salud y alimentación, durante la administración de Rosario Robles creció 7.1 por ciento al pasar de 73 mil millones de pesos en 2012 a 75 mil millones este año y es que del total de recursos considerados en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2015 –4.6 billones de pesos– el 58 por ciento de los recursos se canaliza para el rubro de “desarrollo social”, lo que contrasta con las cifras de Coneval.
Boltvinik Kalinka comentó que la pelea no es en contra de los programas asistencialistas, que incluso dijo, son necesarios, sino la de empujar una política de empleos, y el conjunto de ambas acciones debería formar una política pública nacional, en la que intervengan la SHCP, el Banco de México, la Secretaría de Economía, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Sedesol, Secretaría de Salud (SSa) y la Secretaría de Educación Pública (SEP).
En el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, especialistas en el tema dijeron a SinEmbargo, que si México quiere acabar con el problema, tiene que rediseñar una política económica y social que tenga a la pobreza como objetivo central, porque las cifras y la realidad, muestran que la actual ruta no funciona, ya que el tema no puede ser tratado únicamente con programas sociales.
Por su parte, la organización Gestión Social y Cooperación (Gesoc) presentó el Índice de Desempeño de los Programas Públicos Federales (INDEP) en el que se señala que el 85 por ciento de éstos no funcionan; 43, de los 161 evaluados, están sumidos en la opacidad y absorbieron del presupuesto de 2015, 75 mil 256 millones de pesos, año en el que se destinaron 238 mil 676 millones de pesos para programas sociales que tuvieron un nivel de desempeño débil o están altamente dispersos.
De los 161 sólo 10 tienen nivel óptimo, 13 un alto potencial, seis tienen un nivel mejorable, 42 desempeño escaso, 47 están dispersos y 43 fueron catalogados en la “caja negra” del Gobierno federal. Es decir, de cada 10 pesos destinados a esto, sólo 4.4 pesos tuvieron un efecto positivo en la carencia que atienden.
En los últimos 10 años, la política económica del país ha abonado a la cifra de pobres, 9.8 millones de personas; casi un millón cada año. Esto es, 55.3 millones de mexicanos viven en condiciones de pobreza, el 46.2 por ciento de la población del país.
Por otro lado, la población “ingreso inferior a la línea de bienestar” conforma el 53.3 por ciento, poco más de la mitad del país; es el 46.2 por ciento de los ubicados en la pobreza multidimensional, junto con el 7.1 por ciento de personas denominadas “vulnerables por ingreso”; 8.5 millones de personas.
Es decir que miles de millones de pesos han sido gastados en combatir la pobreza en México sin ningún resultado, o más bien, con el resultado opuesto: hay más pobres en el presente.
La Acción Ciudadana Frente a la Pobreza alertó que México no tiene una política integral para reducir la pobreza y la desigualdad basada en un compromiso de Estado y que no hay razones para confiar en las promesas de futuros beneficios.
“La pobreza no es multidimensional únicamente en el sentido de contar con muchos programas, es un problema de índole económica y mientras el crecimiento siga siendo bajo, los salarios de los trabajadores no crezcan y no haya acceso a los derechos básicos, es muy complicado que las cosas mejoren en el corto y mediano plazo”, dice el informe de Gesoc.
Entrevistado por SinEmbargo, el investigador del Colegio de México (Colmex) Julio Boltvinik Kalinka, explicó que el error de la actual administración es que convirtió la política social en una labor de ambulancia y que por lo tanto, no se tiene una estrategia para resolver el verdadero problema, que es el estancamiento económico.
Denominó a la Cruzada Nacional Contra el Hambre, una vía para sanar los daños provocados por la política económica, dando acceso a alimentos a la población con más carencias, lo que no resuelve los problemas fundamentales de una economía que no genera oportunidades de empleo.
Actualmente, México se ubica en los últimos lugares de generación de empleos en América Latina y ofrece a los trabajadores los salarios más bajos de la región: un trabajador con salario mínimo recibe al día 4.6 dólares, cuando según el Coneval, 87 pesos es el monto mínimo para satisfacer las necesidades básicas de una persona. Según la ENIGH, son 12 millones de mexicanos los que tienen un ingreso de 15.20 pesos.
Otro dato de la OCDE indica que el ingreso familiar disponible neto de los mexicanos es en promedio de 13 mil 85 dólares anuales, el más bajo de los países miembros, que se ubican en 25 mil 908 dólares anuales.
En los últimos años, el valor del trabajo se ha ido perdiendo hasta llegar a un punto en el que ya no es posible que una familia viva de manera adecuada con el salario que obtiene, por lo que, según un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), las autoridades con sus aumentos salariales de no más de 3 pesos, somete a los ciudadanos a una vida precaria que tiende a la reproducción de la pobreza.
En los últimos cinco años, el salario mínimo en el país ha aumentado 12.64 pesos y a pesar de que actualmente se desarrolla un debate al respecto, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) aprobó un aumento de 2.94 pesos para 2016.
El Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM publicó una investigación en la que se señala que un empleado debe trabajar poco más de 51 horas con 44 minutos para acceder a una canasta básica indispensable; “humanamente imposible”, sentencia el documento, que marca el inicio del problema en 1987, año de crisis económica, política y social, y en el que se realizaron un conjunto de pactos y acuerdos para resolver diferentes problemas, entre ellos, el deterioro del salario real, pero al margen de los trabajadores, lo que dio paso a políticas económicas, salariales y sindicales planeadas por cada uno de los gobiernos en turno y a favor de grandes empresas tanto nacionales como extranjeras.
Otro dato de la UNAM: 102 millones 425 mil mexicanos no pueden comprar la canasta básica constitucional, que tiene un costo de 16.04 salarios mínimos.
Fuente : Sin Embargo