El despliegue de seguridad sorprendió a los visitantes debió a que eran ocho camionetas suburban y dos motocicletas las que resguardaban a la esposa del presidente Peña Nieto.
Asimismo, las personas que estaban a su al rededor no dudaron en arrojarles tacos y comida a la primera dama y a sus hijas demostrando el desdén que sienten hacia ellas.
Los elementos del Estado Mayor presidencial ocuparon cuatro trajineras para que la seguridad de Angélica Rivera y sus acompañantes fuera absoluta.
Entre insultos y gritos se demostró que nadie aprueba a la familia presidencial de momentos una vez más.