A pesar de que sigue un incremento de personas ejecutadas, el actual gobernador ha preferido darle seguimiento a la detención de su antecesor que garantizar la seguridad en su estado

Obsesionado por dar con el paradero de Javier Duarte de Ochoa, Miguel Ángel Yunes dejó de lado las prioridades de Veracruz y se lanzó a la cacería.

Con un creciente número de ejecutados y la incursión de tres cárteles de la droga en la entidad, los veracruzanos viven aterrorizados.

No obstante que el gobierno Federal reforzó la seguridad en Veracruz, el mandatario ha fijado sus esfuerzos en acabar con sus adversarios políticos cercanos a su antecesor.

Yunes se encargó de ser el vocero gubernamental y fiscal del caso Duarte en lugar de dedicarse a ver los problemas que aquejan a sus gobernados.

Un ejemplo claro es que tras la ejecución de seis personas en Boca del Río, Yunes no figuró tanto como en el decomiso millonario de los bienes de la familia Duarte.

Ahora la gran incógnita en Veracruz es si Yunes dejará que el gobierno federal se encargue de procesar al exmandatario o si seguirá aferrado a quemarlo en la hoguera y legitimar su elección. Misma legitimidad que se a perdido con cada muerto qué día a día deja el narco.

¿Yunes se dedicará a gobernar?