En tanto los demás hacen fila para usar los elevadores, los senadores tienen un elevador solo para ellos.
En la torre de comisiones hay seis ascensores, dos en cada extremo del área de oficinas más otros dos cerca del salón de pleno. Aparte de ser lentos y pequeños, uno de cada lado está reservado para uso exclusivo de los senadores y su equipo.
Los visitantes refieren que pueden tardar hasta veinte minutos en esperar usar un elevador, mientras que si uno quiere usar los elevadores reservados, no se le deja.
“Por qué ellos sí y nosotros no”, se pregunta Almícar Torres, visitante. “¿Qué no somos iguales”
El senador del PRD Zoe Robledo anota que los elevadores del Senado tienen tres características: son ineficientes, son insuficientes y son discriminatorios. Para él la idea de que solo los senadores puedan usar los elevadores le parece incorrecta en un edificio público.
Así las cosas, los senadores viven rodeados de privilegios que ellos mismos se auspician y hasta en el uso del elevador se nota su arrogancia.