Durante meses, Javier Duarte de Ochoa, el ex Gobernador priista de Veracruz fue acusado de malversar fondos públicos en su beneficio.

Se le acusó también de fraguar daños a la salud de los veracruzanos al grado de que a niños con cáncer se les trataba con ampolletas de agua en vez del medicamento prescrito para esa enfermedad.

Sin embargo, en la primera audiencia que se realizó en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, luego de su llegada de Guatemala vía extradición, la Procuraduría General de la República sólo pudo acreditar un desvío de 38.5 millones de pesos de los 439 que originalmente le achacaban.

En la audiencia de este lunes, los agentes del ministerio público de la federación fueron intimidados con la estrategia de defensa de Duarte de Ochoa.

Tanto el acusado como su abogado se dedicaron a hacer preguntas a los representantes de la PGR sobre las acusaciones que pesan sobre él.

Ante cada cuestionamiento, los fiscales parecían no conocer el expediente.

Tampoco conocían los montos de los presuntos desvíos con los que después Duarte habría comprado un sinnúmero de propiedades.

El juez pidió a los fiscales que precisaran montos, fechas y nombres de los compradores de los bienes a nombre de Duarte.

Las respuestas fueron más que escuetas y tardaron minutos para encontrar cada uno de los datos requeridos.

Javier Duarte de Ochoa se quedó en el Reclusorio Norte acusado de delincuencia organizada y lavado de dinero.

Así como van las cosas, parece que el veracruzano estará en posibilidad de exigir disculpas por todo lo que se le ha acusado.

Los fiscales encargados de llevar el caso parecían más acusados que acusadores y la sociedad está a punto de llevarse un chasco.