El tiempo se agota y los aspirantes a candidatos independientes a la Presidencia lo saben. Están nerviosos, buscando no quién la hizo, sino a quién culpar de que no puedan obtener los apoyos necesarios. Hasta el corte de ayer sábado, de las 866 mil 593 firmas requeridas para lograr la tan anhelada candidatura, el más aventajado era el gobernador de Nuevo León con licencia, Jaime Rodríguez El Bronco, con apenas 12 por ciento.
Lo primero que comenzó a señalarse es que obtener las 866 mil firmas era más que imposible, que sólo con un milagro se lograría. Aun así, 87 ciudadanos decidieron jugársela e inscribirse a esta carrera. De ésos, sólo las solicitudes de 48 fueron declaradas procedentes y sólo dos tienen alguna posibilidad real: El Bronco y Margarita Zavala. María de Jesús Patricio Martínez; Armando Ríos Piter y Pedro Ferriz de Con que rondan los veintitantos mil van muy, pero muy atrás. Después de ellos, el más cercano competidor ni siquiera alcanza las dos mil firmas y seis suspirantes no tenían, hasta ayer, ni siquiera una, una firma de apoyo. Vamos, ni sus cónyuges, hijos, papás, hermanos, tíos, primos, vecinos les habían dado su apoyo.
Se debe recordar también que Enrique Peña Nieto ganó las elecciones pasadas con poco más de 19 millones 200 mil votos; Felipe Calderón obtuvo, en su momento, 15 millones. Así pues, quien aspire a ser realmente competitivo en la carrera presidencial de 2018 debería, por lo menos, poder juntar las 866 mil firmas.
Los suspirantes presidenciales enfocaron sus baterías contra la aplicación del Instituto Nacional Electoral, que si era lenta, que si no servía, que casi casi por su culpa todo su esfuerzo, popularidad, carisma y trabajo, estaban siendo echados por la borda. La aplicación vino a revolucionar la forma de obtener las firmas, sustituyendo a la obsoleta tarea de registrarlas en papel, lo cual, además, servía para que los partidos trataran de hacer de las suyas duplicando o falsificando firmas.
El INE ya actualizó la aplicación para hacerla más funcional y autorizó a que en los municipios de alta marginación se pudieran reunir firmas en papel. Entonces habrá que esperar qué otro pretexto pondrán los aspirantes independientes. ¿Que en diciembre hace mucho frío y a sus auxiliares se les entumen los dedos y no pueden registrar las firmas? ¿Que la película Coco está siendo utilizada como un distractor para que la gente sólo comente de ella y no de los candidatos independientes?
Ha llegado el momento en que los suspirantes se vayan a bailar a Chalma, pongan a San Antonio de cabeza, le pidan una limpia al Brujo Mayor o se unten sangre de león africano como se dice lo hacía Elba Esther Gordillo para lograr su cometido.
También siempre está la vieja receta de ponerse a trabajar en serio. El aspirante a diputado federal por Nuevo León, Ángel Alberto Barroso Correa, fue el primero en obtener las firmas para ser candidato.
Aunque las cantidades requeridas son diametralmente diferentes entre la aspiración a diputado y la presidencial, la simpleza con la que Barroso Correa obtuvo las firmas debería ser fuente de inspiración. En entrevista, señaló que una de sus primeras acciones fue contactar a sus amigos de Facebook pidiendo apoyo y formar parte de su red y así obtuvo muchas de las firmas necesarias. ¿Y si hicieran lo mismo los aspirantes presidenciales que tienen miles y miles de “amigos” en Facebook y Twitter? ¿O es que acaso los bots no tienen credencial de elector?
Es muy deseable que en la boleta electoral haya candidatos independientes y no que todo sea concentrado por los partidos políticos. Por ello, en lugar de buscar pretextos, es momento de ponerse a trabajar.