Texas, el hogar y escenario político de la familia Bush durante varias décadas, ha sentido con especial dolor el fallecimiento de la exprimera dama Barbara Bush, de quien la sociedad texana destaca el inspirador legado de “una vida dedicada a los demás”.
La matriarca de una de las grandes dinastías políticas de Estados Unidos murió este martes a los 92 años en su domicilio de Houston (Texas) junto a su familia, tras haber decidido el pasado domingo no volver al hospital para tratarse la enfermedad pulmonar que padecía desde hacía ya varios años.
Las reacciones a la pérdida de esta mujer, llamada “la abuela de todos”, no se hicieron esperar desde todos los ámbitos de la sociedad texana.
El gobernador, el republicano Greg Abbott, emitió un extenso comunicado en el que ensalzó “la lucha de Barbara para combatir el analfabetismo en los Estados Unidos, que permitió a los menos afortunados mejorar sus vidas”.
La alfabetización infantil, para la cual desarrolló la Fundación Barbara Bush, que impulsa hábitos de lectura, y la lucha contra el cáncer, con la que se comprometió tras perder a su hija Robin, fallecida en 1953 a los tres años por leucemia, fueron dos de las principales prioridades en la vida pública de la ex primera dama.
“Su desinteresada devoción para ayudar a los demás define el inspirador legado que Barbara nos deja, siempre apreciaremos su impacto en Texas y en toda la nación”, manifestó Abbott.
El estado de la estrella solitaria fue el lugar donde el primer hijo de Barbara George W. Bush dio su salto político como gobernador desde 1995 hasta el año 2000, para convertirse luego en el presidente número 43 de los Estados Unidos (2001-2009).
Por ello, una vez acabado el periplo por Washington, trasladaron su residencia a Texas, donde uno de sus nietos, George P. Bush, continúa la saga política como comisionado de la Oficina General de Tierras.
Otros mandatarios locales ligados al partido republicano, al que pertenece la familia Bush, como el senador por Texas Ted Cruz, ofrecieron su apoyo en estos momentos “tristes” para ellos y para toda la nación.
“Su fuerte amor por su marido -el expresidente George H. W. Bush (1989-1993), de 93 años- y su familia fue un estímulo para todos. Señora Bush la echaremos de menos, pero su legado influirá en las próximas generaciones”, dijo el fiscal general del estado, Ken Paxton, en un comunicado.
Los representantes del partido demócrata en Texas también quisieron mostrar sus respetos a la figura de la ex primera dama con emotivos mensajes de cariño a través de sus redes sociales.
El candidato a senador por Texas Beto O’Rourke escribió en su cuenta de Twitter que “Barbara Bush llevó una vida de gracia, compasión y amabilidad que conmovió a innumerables texanos y estadounidenses”.
Además, el exalcalde de San Antonio y ex secretario de Vivienda, el demócrata Julián Castro, y los candidatos a gobernador de Texas por el partido liberal, Lupe Valdez y Andrew White, valoraron “el tremendo papel” de esta “maravillosa” mujer.
Bush fue primera dama en pleno apogeo del reclamo feminista por liberar a la mujer de las cadenas del hogar, pero ella nunca se avergonzó de su empeño en dedicarse a sus hijos y ser el pilar de su marido, una actitud que le valió no pocas críticas pero que ella siempre llevó con orgullo.
El mundo del deporte texano no se quedó al margen de la noticia y, en especial, las organizaciones de la ciudad de Houston como el equipo de fútbol americano o el conjunto de béisbol de la Universidad de Texas A&M expresaron sus condolencias.