Unas 200 personas que integran la caravana migrante llegaron este domingo a la garita internacional de San Ysidro para solicitar asilo humanitario en Estados Unidos.
Con su arribo al sitio, la caravana cumple una de las etapas del fenómeno social de migración colectiva que se inició a finales de marzo en el estado mexicano de Chiapas y que llegó a Tijuana, frontera con Estados Unidos, prácticamente un mes después.
Ahora esperan iniciar los trámites para pedir asilo con el argumento de sufrir violencia en sus lugares de origen.
Gina Garibo, coordinadora de proyectos de la organización Pueblo Sin Fronteras, quien los acompañó durante todo el trayecto, indicó que las personas que piden asilo son parte del contingente inicial, ya que otra parte ha decidido quedarse en México o buscar alternativas diferentes para encontrar mejores condiciones de vida.
“El plan es que todo el grupo se acerque a la frontera internacional, y de ahí, de acuerdo a las posibilidades de atención de parte de las instituciones de Estados Unidos, vayan pasando uno a uno o de grupo en grupo”, señaló.
La activista explicó que la organización para las solicitudes de asilo es igual a las caravanas que llegaron en años anteriores. “Iremos en grupos de tres líneas y cuando llegamos a la entrada localizada en la explanada conocida como El Chaparral, se irá definiendo cómo van a ir pasando; depende de cuántas nos digan que son las personas que van a entrar”.
Las personas que no sean atendidas regresarán a los albergues habilitados en la zona cercana a la línea internacional en el centro de Tijuana para reorganizarse y seguir intentando cruzar la frontera por el mismo puerto, o bien, efectuar el procedimiento de solicitud de asilo a través de otro punto.
Sobre la preocupación de que algunas familias pudieran ser separadas durante el proceso, Garibo explicó que de que acuerdo con la normatividad de las instituciones estadounidenses las familias no pueden ser separadas.
“Pero en la práctica vemos que eso sucede cotidianamente; muchas personas tienen miedo porque no quieren separarse de las familias. Buscamos medidas legales para que no ocurra, pero es una decisión de las autoridades migratorias” estadounidenses, añadió.
Un hondureño, de nombre Edwin y de 16 años, quien salió de su país en enero junto con su madre y otros dos hermanos, recordó que fueron “amenazados, nos querían golpear, matar o robar, pero ya llegamos hasta aquí, y no podemos rajarnos (desistir)”.
Previamente este domingo, cientos de migrantes se manifestaronen Tijuana, respaldados por simpatizantes a uno y otro lado de la frontera con Estados Unidos.
Dos contingentes se manifestaron en el área de Playas de Tijuana, donde el cerco fronterizo se interna en las aguas del Pacífico.
Los grupos, separados por unos 30 metros, estuvieron integrados por unas 100 personas del lado estadounidense y por unas 500 en el mexicano, unidas todas a través de arengas y mensajes en cartulinas que apoyaban el paso de los migrantes.
“No somos criminales, somos trabajadores internacionales. ¿Por qué nos matan?, ¿por qué nos asesinan? Si somos la esperanza. Alto a Donald Trump y su política asesina”, coreaban.
El sábado, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos avisó que los migrantes que esperan pedir asilo tendrán que esperar en México si se agotan sus recursos de atención en la garita San Ysidro.
Solo tendrían que esperar en México aquellos que traten de ingresar sin la documentación apropiada y en caso de que ya estén llenas las instalaciones donde se retiene a los indocumentados, indicó la agencia.
La caravana, que se inició con unos 1.500 migrantes, arrancó su viaje en Tapachula (estado de Chiapas) y apenas el jueves llegaron unos 130 a Tijuana. Unos 200 más se les unieron el viernes.
El resto de la caravana se dispersó previamente de forma paulatina desde su llegada a Puebla y a la capital mexicano, en el centro del país.
Los migrantes tienen como objetivo solicitar asilo humanitario en EE.UU. ante la violencia que existe en sus países de origen, principalmente por las pandillas.