A los 16 años, la candidata presidencial por la vía independiente, Margarita Zavala, se vio en una disyuntiva: ser monja o volverse política.
Su padre, don Diego, quien falleció a los 85 años apenas el pasado 9 de julio de 2017, fue directo porque conocía a su hija, y le respondió: “No, tú no quieres ser monja, tú lo que quieres es ser madre superiora”. Aquella respuesta de don Diego fue porque sabía del liderazgo y la perseverancia de Zavala Gómez del Campo por alcanzar sus objetivos.
Tiene 50 años de edad. Renunció al PAN después de militar 33 años, al argumentar que el entonces líder nacional, Ricardo Anaya, hoy su contrincante, cerró todos los espacios democráticos para competir.
No oculta su formación. Estudió en el Colegio Asunción, completamente apegado a la religión católica. La ex primera dama se autodenomina y está orgullosa de ser católica y con valores cristianos.
Nació el 25 de julio de 1967 en la Ciudad de México. Vivió en casa de sus padres en Altavista y Periférico, al sur de la capital del país. Fue una joven relajienta pero sin nada de qué preocuparse, relatan cercanos.
Sus padres, Diego y Mercedes, tuvieron siete hijos. Ella es la quinta en el orden. Su hermano mayor es Diego, le sigue Mercedes. En el tercer sitio está Pablo, después Juan Ignacio, ella, el penúltimo de la lista es Rafael y la más chica es Mónica.
Sus actividades proselitistas pasan a segundo término martes y jueves de 7 a 9 de la mañana, pues como desde hace algunos años, acude rigurosamente y sin falta a dar la clase de Derecho a los alumnos de quinto y sexto grado del Colegio Asunción, donde ella también estudio: “Todos tenemos derechos y dar clases es el mío”, es la respuesta de Zavala Gómez del Campo cuando le piden que haga una pausa en la docencia. Simplemente ha dado clases durante 25 años, ahí está su secreto.
Zavala Gómez del Campo tiene una costumbre diaria. Siempre sale de su casa en Las Águilas, al sur de la Ciudad de México, camina una cuadra y media y abre la puerta del Starbucks, los empleados de este lugar ya la conocen, y saben su bebida favorita, un “caramel macchiato”. Margarita gusta de beber ese café con leche y un toque de caramelo mientras lee los periódicos u otra de sus pasiones, libros de Derecho, que hay quien pensaría que nadie los revisa, pero la ex primera dama es una lectora voraz de títulos de este tema.
Los domingos para Zavala Gómez del Campo “son sagrados”. No perdona la jornada dominical del futbol americano. Es fanática de los Acereros de Pittsburg; sin embargo, durante la temporada que pasó en Boston, Massachusetts, también se hizo seguidora de los Patriotas de Nueva Inglaterra. Es tan apasionada que ha invitado a su equipo de campaña a su casa a ver los partidos: “Es puro americano, cero grilla”, describe alguien de su grupo cercano.
Cuando era joven, Margarita practicaba básquetbol y futbol americano con sus hermanos, “nada profesional, puras cascaritas, pero para que vean que sí le gusta el deporte. Nosotros [los hombres] jugábamos en Pumitas, y ellas eran porristas, pero jugaba tochito con nosotros, ella sabe de futbol americano y le gusta, ve enteros los partidos”, recuerda Juan Ignacio, su hermano mayor.
Otra de las cosas que más ama es la ropa mexicana elaborada por diseñadores nacionales, sean de renombre o no. Improvisa mucho en su vida, si se le antoja un elote, busca un espacio en su agenda y lleva a su equipo por uno. Come en lugares comunes. Actualmente, los platillos que más le gustan son las ensaladas y las parrilladas de verduras, aunque sus preferidas son las enchiladas potosinas, por su madre que es originaria de San Luis Potosí.
“Es sencilla, con mucha fuerza espiritual, no es una persona que sienta atracción por el dinero, el lujo y lo superficial, es una mujer de valores, sencilla y que goza del cariño de la gente”, describe Juan Ignacio.
“Lo único que cocina es en la cena del domingo de Pascua y hace cordero, es la tradicional y todos decimos que es lo único que sabe cocinar”, agrega Juan Ignacio Zavala.
Prosapia azul. En su libro: Margarita. Mi Historia, la ex primera dama narra todos sus encuentros y desencuentros en las filas del PAN. Prácticamente conoció a todos los panistas renombrados: Manuel Gómez Morín (fundador de Acción Nacional) y con quien trabajó pese a que en su primera entrevista para buscar empleo, nunca le hablaron. A Pablo Emilio Madero, Jesús González Schmal, Manuel J. Clouthier, Carlos Castillo Peraza, Luis H. Álvarez.
Ingresó al PAN en 1984, cuando tenía 16 años y cursaba el quinto grado de preparatoria. Fue a su madre, Mercedes, a quien le reveló que había decidido militar en Acción Nacional y construir una carrera política. Doña Mercedes lo aceptó y celebró, también panista desde 1949, 10 años después de su fundación. Le advirtió que la vida partidista era difícil y más por estar en la oposición, pues implica muchos sacrificios.
Margarita hizo de todo durante su juventud ligada al PAN, pintó bardas, acudió a marchas de protesta, participó en resistencias civiles, sufrió que la corretearan, ganó concursos de oratoria y hasta encarcelaron a su hermana por defender los votos panistas.
Tenía que combinar sus estudios con el trabajo partidista, incluso en otros estados de la República. Un día, sus padres la llevaron a una convención del PAN, donde le presentaron al entonces líder nacional, Pablo Emilio Madero y a Jesús González Schmal. Sería la primera vez que vería con quien se casaría y hoy tiene tres hijos, Felipe Calderón.
Es fanática también de la música: “Es popera. Le gustan Emmanuel, Mijares, Flans y Timbiriche”, describen quienes la conocen, pero su canción favorita sobre todas es de trova y se llama: “Coincidir”. Esa melodía simplemente “une y es muy especial para Felipe Calderón y Margarita Zavala. Es la canción de los dos”. Hay también otra importante para ambos que canta Nacha Guevara, que es de un poema de Mario Benedetti que se llama: Te quiero (En la calle, codo a codo, somos mucho más que dos).
El Derecho, su pasión. Según colaboradores cercanos, los padres de Zavala Gómez del Campo estudiaron Derecho, pero ninguno de todos sus hermanos escogió esta disciplina. Un día, Margarita, al estudiar la preparatoria, participó en un concurso de oratoria en la Universidad Anáhuac del Sur, pero quedó en segundo lugar.
El rector le dijo que ella debió haber ganado y le ofreció una beca para estudiar la carrera en aquella institución; sin embargo, su destino ya estaba proyectado para estudiar en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) o la Escuela Libre de Derecho, donde también estuvo su madre, doña Mercedes.
Zavala Gómez del Campo tuvo un sin número de cargos dentro de la estructura del PAN, pero tres de los más relevantes fueron ser legisladora de la entonces Asamblea Legislativa del Distrito Federal, diputada federal y primera dama. A Margarita Zavala le apasionan cuatro cosas: su familia, dar clases, leer y el futbol americano.
La decisión de ir por “la grande” se dio en su casa de Las Águilas. Era el lunes 8 de junio de 2015, el día anterior hubo elecciones federales para renovar la Cámara de Diputados y nueve gubernaturas. El resultado no fue nada esperanzador para Acción Nacional, perdieron la mayoría en San Lázaro ante el PRI, que obtuvo 203 diputados; el PAN, sólo 109. Para el tricolor fueron cinco gubernaturas y dos para el blanquiazul.
Margarita convocó a su equipo más cercano a una reunión urgente en su casa y ahí les lanzó la frase: “Estoy lista para ir por la dirigencia nacional”, la ex primera dama vio un flanco vulnerable en el equipo de Gustavo Madero, ahora ya representado por Ricardo Anaya y vio la oportunidad de vencerlos.
Sus colaboradores, definitivamente vieron que ir a una contienda interna era un suicidio, porque “va a estar amañada, no tiene caso luchar por eso cuando puedes ir por la grande”. La convencieron con los argumentos de que la gente, los empresarios y ciudadanos la quieren y la apoyarían. Al siguiente domingo, Zavala Gómez del Campo hizo el anuncio de que iba por la candidatura presidencial en un video y desafío a Anaya Cortés.
En su libro, Margarita hace referencia al momento frente a Anaya Cortés. Después de grabar el video, completamente en secreto, fue a verlo. El panista queretano la recibió con un: “¿Qué quieres Margarita? Te voy a ganar la dirigencia, pero vamos a deshacer al partido”. Margarita, firme, le contestó: “No creo que me ganes. Revisa tus encuestas, estoy arriba”.
Anaya Cortés sintió el desafió y remató: “Mira, Margarita, te voy a ganar en la campaña porque estoy totalmente respaldado por liderazgos y dinero”. Al siguiente día, el video se regó como pólvora por todas las redes sociales.