Sin lugar a dudas es un personaje singular que le ha otorgado un dejo de irreverencia a las campañas políticaspor la Presidencia de la República. Nunca ha tenido ni tendrá oportunidad de ganar porque su rusticidad no le da como para alzarse con el triunfo, y no es que no tenga méritos para ello, simplemente es que su poca seriedad lo aleja de los sectores poblacionales que decidirán el rumbo de la elección y por lo pronto no reúne las características de quien se requiere encabece los esfuerzos por sacar avante al país de sus avatares.
No pretendo descalificar al gobernador de Nuevo León con licencia, pero no sé en qué estaban pensando los neoloneses cuando decidieron que fuera quien encabezara el gobierno en La Sultana del Norte. Pero también hay que señalar que no lo ha hecho mal, pero tampoco le ha ido como debiera irle si tuviera un poco más de idea de lo que se requiere para gobernar a una de las entidades más productivas e industriosas del país, y que concentra a una de las estirpes más ricas del continente.
El Instituto Nacional Electoral dio a conocer que el señor Jaime Rodríguez Calderón hizo una triangulación de recursos utilizando empresas fantasmas con el auxilio de servidores públicos de su administración para alcanzar la candidatura independiente a la Presidencia de la República. Esto quiere decir que el afamado “Bronco” es un sujeto carente de probidad que utilizó argucias y artimañas para cumplirse uno de sus más caros anhelos, o quizá caprichos, alcanzando el derecho a competir como candidato presidencial.
Si de por sí su carencia de credibilidad, su folclórica personalidad, y hasta su inexpresiva rusticidad, de inmediato lo condenaron a ser comparsa de los tres principales partidos del país, y ahora que los mexicanos nos enteramos que aparte de todo no tiene honestidad, aquellos que habían pensando depositarle su voto seguramente estarán arrepentidos y se quedará como lo anecdótico de esta elección. Y no es que el señor Rodríguez despierte animadversiones, simplemente es que la referencia futura es que hizo trampa, y a quienes se les conoce y reconoce este tipo de cualidades se les llama tramposos.
Por lo pronto el Consejo General aprobó sanciones por un monto de 739 mil pesos al señor Rodríguez Calderón al acreditar irregularidades por más de 12 millones 800 mil pesos, y lo peor de todo es que incluso ese dinero es de procedencia ilícita. El consejero Ciro Murayama lamentó que este tipo de acciones se realicen dentro del proceso electoral, a la vez que advirtió que no habrá tolerancia para este tipo de actos ilegales.
Sin lugar a dudas al señor Jaime Rodríguez lo pescaron y tendrá que asumir el costo de su responsabilidad económica, política y penal. No tan solo perdería la candidatura presidencial, sino el derecho de participar en otras elecciones porque su credibilidad se irá al cesto de la basura. Sin dejar de reconocer que es un personaje singular que a muchos sectores poblacionales les ha caído muy bien, la ley es la ley, y a quien la viola se le tiene que imponer una sanción ejemplar. Y más cuando se es un servidor público que pretende ser Presidente de la República. Al tiempo.