Justo el día en que Andrés Manuel López Obrador recibió su constancia como presidente electo por parte del tribunal electoral de nuestro país, la ex lideresa de los maestros, Elba Esther Gordillo -la que le cae gordillo a muchos políticos del sistema-, quedó libre, después de ser presa política del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Muchos dirán “fue Obrador la que la liberó porque era su aliada política”.
Nada de eso, la Gordillo fue liberada por el mismo sistema político que la tenía recluida en un hospital desde el 2013, por órdenes de Enrique Peña Nieto, que le inventó uno y otro delito para tenerla recluida.
Peña Nieto la metió a la cárcel porque la Gordillo le estorbaba para su fracasada Reforma Educativa.
Hizo lo mismo que Carlos Salinas de Gortari, cuando mandó a detener y encerrar a Joaquín Hernández Galicia “La Quina”, líder petroleros, el 10 de enero de 1989.
Ambas detenciones de presidentes emanados del PRI fue por venganza política o porque les estorbaban para sus ambiciones personales.
Elba Esther Gordillo fue encarcelada porque era un dique para la Reforma Educativa de Peña Nieto, que por cierto estaba mal diseñada, ya que se convirtió más en una reforma laboral para despedir a maestros.
A “La Quina” lo utilizaron para legitimizar al gobierno de Carlos Salinas de Gortari y para dar un golpe a la izquierda, ya que Joaquín Hernández había apoyado al PRD y a la candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas.
Ahora, ironías o no, Elba Esther Gordillo es liberada por el gobierno de Peña Nieto justo el día en que AMLO recibió su constancia de presidente electo, con la intención de “cargarle el muerto” a Andrés.
Carlos Loret, fue uno que estuvo repite y repite que fue AMLO, “él que liberó a Gordillo”, pero analice amigo lector. A poco López Obrador lo pidió, lo ordenó o lo negocio? Claro que no.
Fue Peña Nieto para no dejar “muertos en el clóset”.